jueves, 21 de mayo de 2009

Para luchar con el tiempo

Partiendo de dos ideas cualquiera decidí hacer lo siguiente:
Me vestí de azul y me puse un cinturón blanco. Tomé un reloj que había en mi cuarto y le quité la pila. Lo programé (¿o se programó?) a las siete menos diez del sábado siete y me lo puse en la muñeca izquierda.
“Desde ahora esas deben ser sus respuestas cada vez que alguien le pregunte la fecha o la hora. Jamás debe contestar que su reloj no anda.”
Así surgió una idea más: descubrí que cada vez que una persona mira su reloj para saber la hora, en realidad no es la respuesta que su pulsera mecánica le de lo que le interesa, sino la diferencia entre esa hora y una otra que tiene en mente. ¿Qué pasaría entonces –me dijé- si programara mi reloj siempre con esa segunda hora, si volviera explícito aquello que la mayoría de las veces solo aparece dentro de nuestra mente?
Atrapar ese demonio al asecho y exhibirlo como trofeo en una cajita de vidrio en mi muñeca. ¿Un símbolo de mi batalla ganada o tan solo un anhelo?

De Sábado 7 a las 6:50 (de marzo 2009)

miércoles, 20 de mayo de 2009

Traición del Sur


“Oh Sisifo maestro, autor del eterno retorno, de la repetición absurda de la búsqueda de libertad, bríndame tu ejercito cansado y te prometo que así destruiré campos y molinos, rosas y margaritas, dejando solo calamidad y sufrimiento, dejando al hombre solo sujeto a su imaginación y a su percepción. Destruiré todo cuanto valore, violare todo lo que sea divino para él y buscaré la forma de que muera, solo así podrá entenderme, solo así podrá abrirse al sentir” Zaratustra evangelio San Anístenes


Escapar de la muerte fue siempre ir hacia el norte; y esto no se deriva de mi experiencia. Nosotros (1) fuimos espectadores de la evolución del hombre; un mono chillando y creando su tribu de sistema de signos, la construcción de la sociabilidad, la traición de judas, el pecador asesinado con un ojo mordido por un cuervo y la crucifixión. Pero la verdad a la cual me someto no depende de estos simples hechos, sino que es invariable y divina. Es la intuición.

Solo la pude aprender entrando al infierno, habiendo aprobado un examen final, que me fue tomado en un sueño ayer a la noche. Como todas las noches, en nuestros sueños, tenemos pruebas con grandes premios y grandes castigos, morir, deprimirse, el suicidio o la sabiduría y la esperanza. Ayer el juego consistía de asesinar a un demonio disfrazado de blanco para que sobreviva en forma de dios. El mensaje no importa y tampoco quien se lo robó, solo importa la interpelación en la función, como cuando un consejero corrupto le roba la carta a la reina y un detective soberbio se la roba al ladrón (2)

Hoy mi Dassein de turno cambió, Dios murió, dios nació. La tragedia del odio al mundo y el amor a la vida, empezó un día antes, día exclusivo de cortejo y evaluación de situación. Me quedo con una frase de desquite divino:

“Nietzsche ha muerto”

Dios

Ella dio señales difusas, solo tacto, nada de sentimientos en mi amor. La superficialidad abordó la región y mientras él esperaba una dadiva, como un niño espera la teta, la idiotez de la forma de buscarlo, la moral aplicada a esta irracionalidad, fue lo que destruyo el colorido de ese fin y de cualquier fin. El ateísmo y el escepticismo auguraron al invierno como temporada oficial.

La meditación, la volada, el enjuiciamiento del ojo, el ojo de bragado, fue una prueba más de las que hacemos todas las noches mientras dormimos.

La tribu se formó. Grandes ceremonias de cantos llevaron a nuestra comunicación, una tribu peruana milenaria, mandó su explorador. El cuestionar de nuestro accionar persuadió la superioridad de nuestro dios, Ayawaska fue la palabra común, “solo enfrentando al lobo cara a cara, enfrentándote a tus miedos podrás ser un buen guerrero del Sol” (3)

El primer intento de apertura social de la tribu fue inútil, si bien esta, constaba de un experto en relaciones internacionales, las relaciones diplomáticas no perduraron hasta haber fortalecido el código interno y el entendimiento social de la tribu.

Un Aladino olvidado, saco el martillo buscando el castigo por haberlo dejado, la expedición no podía continuar. La simpatía, el ponerse en sus pies fue motivo de pesar y enojo. Se le prometió tesoros de la expedición que serán pagados en días venideros.

El viaje siguió y cuando un recorrido circular fue completo –como todo viaje largo en el globo terráqueo- se encontró la negación, el objeto que forzaría al despegar del estadio. Una lanza clavada en el corazón. El Rey-juez Pompillo, dice que:

“todo castigo a ser mortal, se debe a la blasfemia de no escuchar al cuerpo...
Los 4 ojos marcan la señal de la prostitución y el fin de la fe.
…la organización de un ejército de artesanos podrá expresar la penuria de tu condena”

Como Sinuhé, Egipcio viajero que busca la fe y la humanidad, emprendí mi huida de esa prisión, de esa traición. Un viento nos facilito escapar, el sueño estaba terminando, pero en el camino hacia lo real había que pasar las diferentes etapas:

1) La sucursal del Inframundo

2) el pozo de la muerte,

3) la tortura del páramo y

4) el tortuoso despertar.

En la sucursal del infierno, nos encontramos con los diablos del bosque, con duendes malignos que cantaban. Solo afirmaron el escepticismo y auspiciaron la violencia. Me hicieron sospechar del prójimo, todos podían traicionarme, mis padres, mi mejor amigo podía ser un asesino despiadado. Algún día todos iban a tener el libido que los llevaría a traicionarme, así es el deseo, y si no esta eso queda solo la norma, los valores e ideales, y esos están hechos para dominarnos, para callar nuestros sentires. Así que de todas maneras algo nos va a dominar, si no es la traición, es la mentira.

En el bar del inframundo, en la peña del colorado, en la peña del diablo, el puñal estaba muy adentro. Blasfemia a cuan pude, augure promesas de muertes y espectáculos de sangre y fuegos lunares. “Van a sufrir” grite con imperdonable risa. Aunque sea una sucursal, el infierno de cualquier manera enloquece.

Luego de que Dante nos sirviera empanadas, vino Gabriel, el Ángel. Nos dio la llave para salir de allí, sus palabras fueron - “Crecerás, te reproducirás y perecerás, ese es el hombre” San Mateo, versículo 6-. A pesar de eso tengo la herida abierta, no puedo entender que seamos tan sencillos, necesito inventar mas cosas.

Sin embargo salir de allí, fue la ceremonia a un nuevo dios, a nuevos conceptos, porque, ¿Qué es Dios, sino, nuestros conceptos y valores, nuestras definiciones y prejuicios?

Rumbo al despertar, nos cruzamos con la muerte. Estaba adentro de una niña, se dirigía en la dirección opuesta a la nuestra. Si bien intentamos rescatarla, demonios lastimeros lo impedían. Temían que se revele algún secreto, y por consiguiente ser castigados. Maldito abismo adonde marchan cuerpos desprovistos de almas, y almas desprovistas de la luz del alba.

El principito de Saint-Exuperry se suicidó. El niño que había adentro mió se fue con su flor al asteroide B612. Nace aquí un nuevo adulto, vientos malignos lograron su objetivo. Militarizare cuanto pueda, me aprovechare de quien pueda, y a todo esto lo declararé como moral, todo por una flor que me negó su amor, por una niña que hace malabarismos con mis huevos, mis entrañas.

Nace aquí un nuevo adulto, vientos malignos a logrado su objetivo. COGER, COMER, CAGAR, PLATA, PODER, DESTRUCCION Y NUEVAMENTE COGER, nunca me sentí más patriota, a total predisposición del gobierno.

¡¡Viva el ejercito de los inautenticos!! Seamos profesores, seamos artistas, seamos empleados, ¡¡hagamos la nuestra y miéntanse!!

Tal vez algún día subirá al poder otro dios, o tal vez una nueva mujer me convierta en lo que fui alguna vez. Me voy hacia el umbral del sueño llamado vida, salgo por la concha de mi madre, mojado, desnudo, llorando y con desechos que me cuelgan del ombligo, desechos que alguna vez me dieron alimento serán cortados.

¡¡¡Viva el ejercito!!! ¡¡¡Soberanos y patriotas venceremos!!!




(1) Los momentos fueron compartidos por muchas personas, angeles y demonios sin embargo el autor resume a mucho en un nosotros, quedándose con la idea de “Yo y el otro” aparecida por primera vez en las Cuitas de Werther de Goethe: Nota del Editor

(2) “La Carta” Edgar Alan Poe, y la interpretación de Lacan acerca de ella

(3) “El cantar de los Chamanes” Mito Recopilado por los jesuitas en la alta Puna Jujeña, se desconoce la autoría de los mismos y así como la religión y a que tribu pertenece

martes, 19 de mayo de 2009

Un autómata en besando

Si la persona te atrae mucho, aunque el deseo sexual despertado sea tan sólo intermitente. Es raro, sabés que te atrae, estás seguro. Apreciación no sólo física y vital, también intelectual. Claro que le queres dar un beso pero la impresión quedaría aniquilada –también para ella- en el instante mismo en que una serie de adulaciones fútiles salieran en torrente contaminado de tu boca rompiendo todo encantamiento, toda seducción animal.
Pero tampoco queres que la cuestión se quede en un intercambio divertido de sonrisas y sólo eso. Ese tipo de diversión intelectual –porque amas reirte de los aburdos en general pero sobre todo si en ellos están involucrados vos y tú creación- no es quizás lo que buscas para este día.
No podes contenerte. Tu instinto hacia la diversión –quizás sólo una excusa para no hablar de realidad- puede más. Seguís a la distancia, optas por no acercarte. Ni una palabra. Ahora te está sacando fotos, vos en el médano posas, y ella, con su amiga un poco más abajo hablando y sonriendo. No podés hacer otra cosa, hay algo demasiado fuerte en vos, te reís sólo, aunque ellas no alcanzan a ver. Dejas pasar un rato, miras el libro pero no lo lees, tirado en tu toalla haces cómo si, total para ellas da igual, la contribución a la escena es la misma. La miras, ella mira, haces que lees, volves a mirar, vuelve ella también.
Y llega el cúlmine. De este moméntum lo depende todo.
Dilema.
Agarrar la toalla, cerrar el libro, desaparecer tras el médano, conseguir la escena perfecta. (Claro que, sabés, eso sería lo mismo que no cerrar el libro.)
O atreverte; desdeñando la diversión, la perfección, incluso parte del ensueño. Eso ya de por sí quedaría perdido, el ensueño, tu enamorado.
--
Por esa satisfacción efímera arriesgar la perfección del cuadro. Pero no sabe qué tan efímera. Hay algo que escuchó en sus libros pero no conoce. No conoce, y le gustaría. Y de ahí la tensión: lo oscuro atrae.
Sabe lo que va a arriesgar. (¿Sabe?) Porque ahora va. La primera mano ya quedará perdida, y en la segunda se decide todo: recuperarse y ganar mucho más o enterrarse todo en lo profundo. A esas reglas se somete ahora que se acerca. Porque como si fuera poco cree conocer las reglas.
--
Yo sé que de la primera vez depende mucho. Y es esta la tuya. No pensas darlo todo de una, algo de instinto conservador aún te queda. Por eso te mantenes callado, no decís hola, tan solo sonreís y te sentas al lado. Y su amiga ya desapareció, eso está claro para todos menos para vos.
De piernas cruzadas en la arena le acercas la cabeza a su cuello la sentís en profunda percepción. El aroma a mujer era lo que no tenías pensado, no lo considerabas en tu escenita. Los cabellos se rozan, tu tez y la de ella, algo te entrecierra los ojos y te encanta. Conforme por el improvisto, te convences de que lo que acabás de descubrir te evita perder en primera, crees que alguien lo pensó antes que vos, previó aquel detalle, la anulación del desencanto esperado.
Pero como no entendés, tampoco podés separar en momentos. Y sin que nadie te diga llega el segundo, cuando te informan cómo salió todo. Porque le das el beso. Y todo va bien, ya empezás a aceptarlo.
Te engañas, porque todavía no terminás de asimilar aquel aroma, no podés ver claro.
Sabemos y sabés que sólo es cuestión de tiempo poder ver en la oscuridad. Y empezás a detenerte en algo que no habías tenido en cuenta. No es la primera vez esta tarde, de vos se apodera el desconcierto.

No lo tenías pensado. No.
Lo que creías sólo un medio,
una forma de expresión.

Acabás por comprender la sinrazón.
En este modo complejo,
no son uno sino dos.

Nada de eso conocías
y es suma tu consternación,
que de alguien más que vos
dependa la sensualidad
y la diversión.
--
No la percibís viva,
Ni la sentis presente.
Mira sólo y sonrie
responde a otra explicación.

Los labios entrelazados
impensable escapar completo.

Empezar vos también
resignación
participar
sin opinión

Y si era antes una
ahora ya son dos,
los autómatas en besando.

La angustia ya te habras dado cuenta te invade. La alejás algo y la mirás, quizás con un poco de distancia puedas comprender más.
Pero vuelve a no mirarte.
Te levantás de un sólo movimiento, corrés, salpicás, nadás, nadás y te desmayás.

de 30 de mayo de 2007

sábado, 16 de mayo de 2009

La inocencia del que hace magia

No soy un retórico, no gano reputación ni plata ni amor propio a la hora de que ganen los acusadores o los acusados, solo soy un coliflor, que de ser tan coliflo y tan flor, se convirtió en colifato, y no confundir con coliflato que es una consecuencia de los excesos y aunque como dicen Wiliam Blake, en los excesos está el palacio de la sabiduría, mi baño no es tan palacio.

Hay momentos donde vemos sacar flores del bolsillo a una amiga, a una chica. No es necesario ver el acto, mirarle la mano ahora repleta con flores y en posición de regalo, tal vez con solo mirar los ojos ya se puede tomar el presente. Sé, por experiencia, porque me contaron, porque lo viví, que juntando las flores pueden pasar cosas muy lindas o muy feas.

Las flores pueden pudrirse e infectar toda la casa de gusanos o cuidándolas con su respectivo amor, los colores, naranja, naranja clarito y oscuro también, violeta, bordo, azul y lila, se mantienen como salieron del bolsillo, y poniéndolas en un orden determinado, se puede formar un amanecer o un ocaso. Este último símbolo depende del estado en la relación donde se este y bueno de la dedicación full time a cuidar los regalos tan necesitados, tan aromatizados y frágiles.

La maga, el mago, en este caso, la maga que saca flores del bolsillo, puede no haber tenido dicha intención. Muchos meten la mano en el bolsillo y sacan purosarcoíris que solo unos pocos pueden apreciar y aunque la intención sea obtener un paquete de cigarrillos, el rainbow se va a formar. Muchos me podría decir, que bueno, que un rio es más que eso, que un sonrisa puede transformarse en acuarales o pinturiales y todos los ales que se nos ocurran, y es verdad.

Las flores pueden tener forma, color, olor y textura; puede ser que una chica vea o entiende que ve, ya en este punto es lo mismo, una explosión de pajaritos pechito azul que salen de la corbata de su amigo. Pero ninguno canta, mientras que el pibe puede percibir o recibir, es lo mismo, el olor, el color, hasta sentir casi la textura de aquello que se da. La chica hace todo lo posible para que pueda existir comunicación, la de enserio, porque bueno, el es un amigo y tiene tantos pajaritos. Pero están en otros planos de sinestesia, mucho no se puede hacer.

Aclaro rotundamente, no es culpa de nadie ver flores en vez de facturas o no ver flores, de sacar arcoírises del pantalón o no hacerlo; todos intentamos pasar el momento de la mejor forma y en ese impulso arrancamos un cachito de Aleph que nos habíamos olvidado en el pantalón; “que boluchi, espero que mi vieja no haya lavado el pantalón así el Aleph no está arrugado”…

La comunicación y la consecuente unión grosa, se puede dar, y esto es una condición necesaria y no suficiente, cuando los que miran lo que los mira están en la misma sintonía; donde es el mismo Aleph, y se puede ir desde la forma hasta el olor sin problemas. Pero el tema siempre está en la textura, en el tacto, ahí pueden intervenir otros factores: el miedo a conocer lo divino y por lo tanto poder percibir también lo satánico; la ausencia de ese acto va a ser la ausencia de la existencia pura y el miedo a perder eso se transforma en un miedo a experimentarlo. La textura es tacto de almas también y la ausencia de esta ahora, machaca las flores tan rápido como salieron.

Esconderse debajo de un techo es una forma de escapar del riesgo de la tormenta, del riesgo del descolor, del gris, de la necesidad del beso y la imposibilidad de conseguirlo.

El sol se niega, el techo protege a plantita que por fin está salvada de la tormenta, ahora se dio cuenta que la tormenta era una de las tantas cosas que llevaba a que se apaguen colores, la falta de SOL era otro factor. El miedo al Fin, se confundió con caminos, la falta de sol es peor que cualquier tormenta.

No temas sufrir por desamor, teme la falta de vida, solo así podrás amar, podrás alcanzar tu color, mi violeta azulada color carmín.

Ya casi falta la luz y el color.

Ya casi falta la luz y el color. Desde su ventana, los altos árboles de fino tronco contrastan serios con la nube y la bruma.
Tendría entre quince y dieciséis años, edad en la que lentamente se va despertando al drama de ser. Era la hora de salir. Más por aquellos aires de excentricidad que lo atacaban que por temor a la tormenta avecinándose decidió llevar un paraguas. EL “centro”, consistía en una larga calle -la única pavimentada- repleta de bares y personas de variadas edades que, según este criterio, eran ordenadas. A él, por la suya, no le quedaba otro remedio que vagar de una punta a la otra. No se angustiaba demasiado, pues su bastón y el olor a mar lo perdían en su ensueño. Se encontró con personas. Miradas. Palabras. Gestos. Nada.
Luego. Un rayo y su trueno. Llueve. Una tormenta.
Solo. Quedó solo. Las gotas, perpendiculares contra el paraguas lo trajeron de vuelta a la realidad. Caminó una vez más por la calle ahora desierta, pero en vez de dirigirse a su casa…opté por la playa. Quería sentarme en unas rocas cercanas, desde las que indistintamente podía ver el amanecer y el atardecer. Supuse que no faltaría mucho.
A medida que me iba acercando, divisé la figura de una mujer sentada en las rocas con un paraguas. Un círculo seco se había formado en torno a ella. Yo, que para eso había llegado tarde, no pude sino quedarme en cuclillas.
Ahora estoy mirándola. Su perfil es como te lo imaginas, pero si me preguntas, importa particularmente su cutis. Supongo que sabe de mí aunque aparente otra cosa. Quizás, quien sabe, me acerque y le hable, e incluso hasta nuestros paraguas se rocen.

de 3 de enero de 2007