Escritos

sábado, 18 de diciembre de 2010

Entre la sumisión y la resurrección

Días sin hacer pie en la vida, como en los cuatros metros del Club, de bomba a lo hondo. Aparezco siempre al borde, sentado con las patas mojadas.

El tereré con galletitas me dio fuerzas y quize jugar, patear pelotas con la chica de a la vuelta de casa que me escribía cartitas de amor. Pero dije, basta de jugar, hoy quiero llegar al sol aunque se me derritan las alas, basta para mí, basta para todos, preferible prenderme fuego antes de ser un angel gris.

Pero el bandoneon, el wisky, el café en un día de lluvia con Rosita Quiroga que me canta de mojarle la oreja a la soledad y me dan tantas ganas de deslizarme por un lagrima como si fuese un tobogán hasta el fondo del mar.

La pileta se agrando y se posaron mariposas en tus orejas y yo mirándote, desde el fondo, reír y estirarme la mano para ir con vos, y los chicos que me están esperando, para reírnos y acordarnos de cuando pateamos esa guirnalda y regalábamos claveles.

Ahí estoy yo, ¿viste que lo descubrí al final? Tanto que me pregutaba la diferencia entre el ser y el estar y leía Heiddegger como un libro de autoayuda, buscando respuestas, tanto tiempo para darme cuenta que la tenía acá, posada, aleteando en la punta de la nariz.

viernes, 10 de diciembre de 2010

Hiedra en la pared

Son muchos los colores que tienen relación con la vida, tantos otros con la muerte. Un hospital y su higiene destila color etílico, una cárcel combina pantalones con marcas de sandalias y color de rostros, o mejor dicho, rostros del estado de ánimo, digo, el anima del estado es el rostro de la cárcel. Pero dejemos de joder ¿para qué gastar tinta en putear a la burocracia si ya su existencia es una puteada a la belleza?
Asó, igual que todo, perdón, aún así Paula se confundió en un otoño gris y se vestió diferente. La conciencia, ese otro cuerpo que flota arriba de la cabeza y lo sigue por todas las mundanas pisadas, estaba muy poco desarrollado en esta Paula, por eso estas letras no hablan de ella, la historia es otra, es así:
En los pasillos del aburrido edificio de tribunales en un otoño gris de calles inundadas de nenes mangueando monedas, cartón gris y herencia de clase a corcel motorizado pasaba levitando un vestido celeste. Propulsado por sus flecos ahogaba de primavera a los transeúntes que posaban su vista en el y hasta algunos abogados se detenían enmarañados de ese olor a suspirar, se podía ver, también, a algunos tirando sus agendas y celulares, hasta una paloma ululo una melodía que sonaba a tereré o chamamé y trajeados no podía resistir la tentación de pensar en irse a vivir en bolas a la selva amazónica o acodarse toda la tarde en el cafe de la esquina.
Cabe destacar que muchas sentencias se revirtieron, declarando como inocentes a antiguos culpables y perdonando penas de muertes a condenados, pero fueron revisadas al otro día pasado el efecto y se volvieron a revertir, puesto todo nuevamente en orden y en transcurso natural de ejecución. Pero lo que no lograron fue quitarles lo bailado ¿Quién te puede sacar un día de libertad aunque solo pudiste acariciar un poquito la esencia con la punta de los dedos?

viernes, 3 de diciembre de 2010

Malestar general de la cultura

Dos pesos y a la bolsa, un poco menos de culpa del animal al cual le es lícito hacer promesas. Dos gotas de vergüenza, tomillo y una pizca de azúcar para cortar la acidez con la que caminan los ciegos de la vida; los que van de cabeza, pedaleando con las manos y viviendo abajo de la tierra, en el vientre de una serpiente que se arrastra por túneles de carniceros de Roast Beef y pibes lechuza.
"Siempre fui un pajarraco" pensaba Fer en su honda reflexión de resaca y noche de telo. Le costaba admitir que era virgo en el amor y nunca había hecho debutar al corazón. Así que con el termo lleno, abajo del hombro, de desesperación y paranoia, como nuevo en el pabellón, ponía todos los días su espalda contra la pared y evitaba mirar a los ojos. Pero atento; atento a la jugada.
Rabona al arquero de la moral y salir a patear la noche. Buscaba la muerte, un poco de vida alternativa a las huellas marcadas y los giles hechos de fabrica para obedecer. Pero volvía siempre al mismo bar de gente que no bancaba ni un toque, de zambas en do, de pavos reales y avestruceses midiéndose la pija.
Tal vez pensaba en que todo se iba a solucionar poniendo una parrilla o tal vez, creando una banda de rock evocando al gran papo. Pero lso 60´s y ahora el tecno y la internet o la ultra post modernidad dejaban pocos lugares abandonados a la dulce dejadez del ser.
"Reformulo. Quedan pocos lugares donde me puedo dejar ser"

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Socavón

La noche hecha por los versos más lindos que nunca escribió nadie. Debajo del ciruelo, de las estrellas, mateaba Pablo.

Su pecho latía de colores...

Llovió y llovió, se empezó a inundar el pueblo, los mares rebalsaron, todo quedó tapado.

Largar el pa dentro, pa fuera, poder hacer palabra al relincho, al paso del tiempo, al vuelo de las aves, al silbido de la perdiz en los pajonales.

La caída de la noche fue larga, como esas bombas que tienen tiempo hasta para silvar un tango, como la caída de esos heroes de patas de palo.

El viento murmaraba el desplome de un Ceibo y un eco transportaba mensajes de otros mundos. Se veían las hojas moverse despacito, a lo lejos, los arboles saludando a dios.

Ese murmullo recorría la soledad de las calles de la tierra. Un caballo blanco en el medio de la noche pastando, la luna, el ruido de los grillos y las ranas.

Pablo solo, cayendo, dejandose, muriendo, vomitando, repasando el pasado, mateaba, el nomás, con su silencio y su mirada.

martes, 30 de noviembre de 2010

Sin título. (Material: Témperas en gravedad acelerada a partir de una simulación de agujero negro. 12x5x4x6x8x7xfxnxixpxlxk centímetros)

Hartazgo del mundo. Amor por la vida; que mi perro se esconda debajo de mi silla y deje llover. Prendo una música vieja y un sahumerio.

Un hartazgo como cuadernillo de los que venden en el tren para que los chicos pinten. Me pongo a decorar. Les abro la ventana.
Un odio al mundo y un amor a la vida que empiezan conciliar en los días, cierta nostalgia tranquila que viene cuando la tierra decide imponerse con sus aromas, frente a un cielo que amenaza por tomarlo todo.
Un impregnarse en el pasaje. Algo escondido adentro del puño. ¿O será sólo la ilusión eficiente de quien se confunde en un cruce de miradas? Te engaño, te convenzo y me miro en tus ojos.
Una bolita de pintura ocre seca en el puño. Un brazo que se mueve en una convergencia constante, ese límite mentiroso entre yo y el mundo, la vida y el mundo; y un movimiento de palma que finge elegancia, finge una cierta musicalidad.

Lo que una mirada sútil encontraría, un pedacito de témpera dando vueltas por aquí y una palma intendo seguirlo siempre, como si en la convergencia entre la mano y la bolita se pudiera encontrar siempre el desenmascaramiento de la farsa.
La lluvia contra el sahumerio. El cielo contra la tierra.

Se cierran de un golpe todos los libros del pasado y las instituciones del planeta, (ministerios varios, casas de justicia, burocracias surtidas a lo baglei, universidades), todos exigen una muestra de baile como exámen de ingreso.
Sepa mover la palma.
Déjese mirar.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Modelización. Aquel sinsentido que debe ser destruido justo despues de recorrido

Hay quienes creen que estas tragedias son políticamente más correctas que otras

-¿Mi vida? Dejarme penetrar por todo eso que te cuento y después tratar de huir,
que cuando decimos “mi vida” no puede ser tan opcional
después de todo, no se si yo lo elegi, se que solo aca puedo dar vueltas.
-Mozo, una vuelta en redondo por favor, gritó el Fleni levantando la mano
Frederich Morezzati, Delirios de Supermecado




“No vamos a poder estar juntos mucho más querido. Así que vivamos el momento, ¿dale? Porque juntarse es solo contingencia, y nada de eso va a durar mucho amor.
Somos modernos, super-modernos, no estamos dispuestos a dejar nada, y solo asi nos dejamos perderlo todo. Estamos mientras dura el billete, y luego chau, plaff, y no flin paff que a mi no me gusta el chicle. “

Ambi-ambiciones y una botellita de agua en la mochila,
Somo super modernos, super heroes
Tenemos el romanticismo y la nostalgia, dos anillos en la mano derecha. Dos hechizos.
De vuelta, el marino con sus amores en cada puerto.

Conjuros que se superponen y un resultado,la modernidad.
El super individuo. Por izquierda y por derecha avanza, cómo no verlo, un océano que vuelve a su lugar después de una sequía en este hemisferio.
Y vos estas ahí parado, viéndolo venir.

Sentis que podrías subirte a la marea, que tenés todas las credenciales.
No vas a subir sin embargo. Te vas a eyectar con tus propu-propulsores hasta encontrarte bien lejos de la tierra.
Como siempre, la sospecha ante lo evidente, un OCEANO 360.

Como siempre, el miedo. Ninguna novedad (esto lo decis con respecto), el terror de que un texto como este acá arriba, quizás alguno otro algo mejor escrito, sea leído por la próxima generación como un pataleo contra corriente de un gnomito intentando escapara de una ballena azul.

La Vanguardia misma se encargará de tomar en sus manos estos ideales, y de declararnos viejos infames merecedores de la horca. Todo eso contra nosotros, unos pobres teólogos del odio al mundo y el amora a la vida.
No nos dejarán siquiera pregonar entre los geranios de nuestro zaguan. Nada

El individuo insobornable, inquebrajable, impenetrable.
Amor para todos los gustos, a la carta. O mejor, en la góndola, institución pilar de la libertad, tal como nos la enseñan en el colegio. Cinco minutos de recreo y cuarenta y cinco de vertebrados e invertebrados.

Amores, solo de verano. Y siempre seguir camino, que dentro de poco la crisis de los cuarenta no existiá más, cuestiones de oferta y demanda, el mercado para recién divorciados tan dinámicos que, ¡Agarrate Catalina!, agarrate fuerte de la silla.

Todo pasa sin que prestes atención, la vida parece pasar así para casi todos, para unas personitas como nosotros, que luego de tirar la espiritualidad a la basura le dimos cabida a tres o cuatro mequetrefes, cosa de que nadie se espantara. El cristianismo, los libros de autoayuda.

Sin prestar atención, mientras hablabas de alguna otra cosa, como cuando decidís aceptar todas las cenas obligadas de los jueves, las sonrisas inteligentes también obligadas, y los invitados -también claro-; al casamiento.
Y todo eso por un sueldo arriba de quince mil –dólares-, una ecuación tan evidente en principio, tan indiscutible, que qué te ibas a poner a pensarlo, si X=Y. Eso es una identidad carajo, te dijiste a lo sumo.

Per
ver
so
Perverso
Si supieras que de tu carne se puede hacer picadillo, si lo hubieras recordado, pero no, la huída no es lo tuyo ya sé. Si el duendecito amarillo pudiera hablarte de tu infancia y de tu adolescencia (por que espero que al menos allí podamos encontrar algo), si eso pasara y vos pudieras responderle serio, con tus ojos en sus ojos y sin un estúpido discurso sobre la madurez y el pasar de los años.
Tan rápido verías cómo las cenas y las sonrrisitas socarronas te hicieron pure, los trajes y los zapatos tan caros, y que las clasesitas de yoga y de dibujo son solo otra forma de soportar eso, y no un lento acercarse a lo que alguna vez quisiste ser, y que hoy ya no podes escuchar ni con tres pepas encima.

Pero no, que mierda te iba a poner a discutir esa fuente inagotable de pureza, tan intercambiable siempre por todo. Siendo así, hablemos en serio ¿por qué te ibas a poner a pensarlo, decime?


Un día de estos te cuento, al oído, dijo el gnomito amarillo con el que duermo tres veces por semana.
-Por ahora escuchemos qué dulce suena, en inglés, in inglishhh.

Ka rren ci.
Carreny
, y espero estes poniendo la boca como corresponde para pronunciar.

jueves, 18 de noviembre de 2010

Epifanía de inodoro

Reviento mi cabeza contra la pared. Sentado espero la hora de volver. De la isla donde la sin razón pobló mi virtud, allí donde perdí agujas, brújulas, mi pasión. Es que vibran las paredes, crujen todos los ladrillos del mundo y la imagen se vuelve borrosa. El piso se mueve, creo que mis pies están flotando pero estoy seguro que no estoy volando. De a lo lejos se ve venir un fierro negro, adivino su vértigo, frío metal pesado, carne y huso ahora también hacen ruido. Mi cabeza partida deja salir sangre y mi cara esboza un grito.

En esa dimensión donde mi voz calla, es donde van a parar todos los ríos.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Desde el quioscacho de Garage y bar de Demichelis.

Sentado en la barra oscura, con el alfajor de diez centavos en la mano, escucho al sol entrar por la ventana, y la canilla abierta limpiando el vaso para servirme un wisky nacional. El negro Demichelis tiene que atender a alguna vieja que vino a comprar pan y soda en el almacencito separado por un cortina. Me desahago solitario deshago de silencio irrepetible que no se deja evocar, como sumergido en un mar oscuro y pesado, pero todo ahí, por momentos ahí o tal vez ahí, simplemente estando, esa modalidad del ser que puede poner cara de sabiduría, reflejaral sol y la luna en una lagrima. Todo está tan en blanco y negro, el piso lleno de tierra, la puertita antigua de pulpería, una imagen de un Gardel maquillado, su canto no, su canto tan él.

Si! evoco tanto tango pensando en un Blues que dice Desconfío de la vida, o solo a mí queriendo hacer colectivo algo tan mío... No puedo dejar de hacerlo, no puedo dejar de llorar el paredón, el campito, donde jugabamos al futbol de chicos, no puedo dejar de extrañar a la abuela y a ella, que la adivino en cada hielo.
Le tengo miedo, sin esta nostalgía sería tan en vano mi vida, sin todo este rencor por la vida, sería tan frágil mi fracaso y no podría dejarme estar, no podría estar acá, nombrando a mi pasado, debería seguir. Si, a un futuro, a un futuro inevitable con fin en la muerte muerte,precedida un minuto antes por una jubilación misera y el abandono, el olvido después de tanto cubículo y tanto plan de vida, depués de tanta amargura y tanto romperse los cuernos contra la pared para que la vida te devuelva como una cachetada una cara cansada de vivir.

Me quedo con esta, entonces, me quedo con la acida humedad que despinta las paredes y deja a este momento en blanco y negro, con música de radio vieja, con música vieja sonando en vinillo, un blues, un jazz, un tango, el grito de un viejo llorando en el baño, porque sí, porque algo había que hacer con tanto silencio, con tanto vidrios rotos en el pecho.

Que lindo lugar para hundirme en mi miseria, con mi vaso, Gardel y yo.

un pueblo de ojos de vidrio

Para su comodidad -o como recurso estilístico- no pasaremos horas describiendo asimetrías banales de David y Goliat. Las daremos por sentadas, las pondremos entre paréntesis, las modelizaremos en la epidermis de la arena y luego soplaremos. Las dejaremos como están bajo un breve conjuro:

céteris
páribus
mútatis
mutandis

Los nombres los pone el enviado de un Sucio con contestador automático en sgo. del estero. En sgo. sgo. sgo. del estero.
En la plaza frente a la iglesia, el pueblo lanza llamas del dedo gordo del pie, entre chacareras y zambadas. (¿O eran zambas y lambadas?). No todos en alpargatas, un wisky debajo de cada chaqueta, y chaquetas hay varias.
La plaza la tomaron antes, con la muerte coordinando la marcha y una larga bandera argentina para disgusto de los anarquistas. La muerte descolgó a la muerte (y alguna no lo sería realmente, seguramente la primera una alegoría de la segunda aunque la hoz de una seriedad verdaderamente DEScolgadora).
Del otro lado la muerte, modernidad sobre muerte, erigiendo febril un trofeo de vaya a saber que kiosquito en una mano y un casco de moto en la otra. El ritmo suculento, como de obeso corriendo durante un ataque de epilepsia, el beat de la música por computadora digitando su efervecer y su ritmo, o quizás alguna otra sustancia.
Tan acartonado sentí la necesidad de desnudarme, trompear la fuente de mármol en el centro de la plaza y levantar las manos al cielo, solo para asegurarme la existencia bajo nudillos sangrantes. (La existencia y el judeo-cristianismo, el dolor como único camino a la redención.)
Inmersos en mundos distantes, ambos, todo en un pueblo de por ahí en Catamarca, donde me habían dicho que eso era imposible, que el infierno grande nos unía a todos entre llamas. Cianuro derretido y vuelto a fermentar, materia prima de nuestra cohesión social.
Lo premoderno y lo moderno, la esclavitud al dios o al capital. El enemigo, con carita de “esto no es importante” nos hace rayitas en el brazo con una lapicera sin tinta, nos propone este mundo de cartón y promete deshacer el invierno. El aburrimiento de ya no saber más qué hacer y cambiar una esclavitud por otra, moneditas por moneditas, alguna equivalencia bien ilusionada y música de sala de espera.
El esfínter ácido. La garganta reseca.

domingo, 14 de noviembre de 2010

No sé cómo


Escribo porque pesan,
los días las horas las culpas.
Pasa cada vez más
el pasado la vida las flores
las primaveras hundidas
en humedad profunda oscura fría
noche
suave noche se desliza ahí
en ese lugar
donde pasean los sueños

Una leve brisa fría entre por mi ventana
junto a la garganta amarga de cebada
malta un cuchillo, algún arma.

Un leve murmullo entra por mi ventana
junto a mi ahogo de mortalidad
mis perezas de frustrada inmortalidad

De cada palabra, cada rama, cada vida,
cotidiana, simple, austera,
donde se esconde,
donde está la vida,
parecen pequeños y lejanos
justo cuando se acercan a nosotros
y nosotros observamos
el peso de las montañas
y su inmensidad


martes, 2 de noviembre de 2010

¿Una grieta? Acá. Rompiendo Rodillas.

Un mapa en tu cuarto vas a colgar.
¿Cuál? Un mapa de fantasía, en serio te digo, no seas tonta.

Un mapa del mundo, de fantasía. Países amorfos, Poseidón con su tridente vigilando cerca de Oceanía. Rutas marítimas, de esas que salen de España y Portugal hacia las Indias.
Las Indias, casi todo el mundo, rutas punteadas y algunos barquitos en el camino, rutas onduladas, entre viento y olas. ¿Qué más? Unos ferrocarriles, quizás, locomotoras también dibujadas por ahí, y las vías, estas más rectas que las otras.

Ese mapa me lo enseñaban de chico, con una canción que hablaba de las carabelas, el puerto de palos y el árbol genealógico personal de mis compas de curso.
Y plaff, -como roca que cae por un peñasco-, resultaba que todos teníamos algún abuelo italiano, vasco o fránces, la historia había comenzado ahí, en ese puerto de palos con muchos presos pero ningún Juan de los Palotes. Alguna excepción, el pibe con más rulitos de la clase tenía todos abuelos argentinos, pero seguro que si hubiésemos buscado más arriba…

Ese mapa de telégrafos, ferrocarriles y ejércitos con cabeza de prócer.

Y el héroe sigue siendo el marino, el navegante. ¿O alguien puede mostrarme una mejor imágen de un hombre curtido que la de aquel que se para horas a mirar el horizonte, fumando de su pipa, el salitre del viento erosionándole la piel.
Tasajo.

El otro mapa lo seguimos esperando. El de las traiciones y los levantamientos, ese nuevo que de a poco se empieza a ver por acá. Habrá que romper algunas rodillas aún, pero viene llegando. Una grieta te vamos a hacer. Acá mismo, ya no en el papel, en la pantalla, en tu escrin.

Hombre moderno, si lo hay, el navegante,
figura ambigua si las hay, tan moderna,
el marinero,
de un amor en cada puerto,
de la nostalgia sin fin,
que conquista con la mirada,
su cuerpo degastado que se ha hecho un lugar entre los elementos.

El expedicionario,
el presidiario,
el que quiere una tierra,
el que tiene un plan,
o quizás no tiene ninguno pero sí un hábito,

el que puede agarrar la tierra entre sus manos,
apropiársela trabajando a lo Juan Cerrao.

Y que sus nietos ya ni tengan que tocarla,
entre clubes sociales, chequé y frac,
decidir el mapa de fantasía de un joven de un siglo ciento cincuenta años después
el mapa que la maestra de escuela va a repetir
que aparece como calco en tu árbol genealógico porteño,

si una protesta estilo contaminación-sonora en Pueyrredón y Guido vale más que el rugido voraz de tornado en Pozo del Tigre.

domingo, 31 de octubre de 2010

Corrupción de los cielos

Si sabremos nosotros los argentinos acerca de la corrupción de los cielos. Se reían Aristóteles y todo la Iglesia Romana cuando nos hablaban del Éter. Pero nunca habían visto a una luna tucumana, ni a los cielos de Maimará. Antes que pudieran darle lógica al ideal nosotros ya estábamos bailando en el Erebo, cuando echaron alcohol en gel, pulcritud y orden, nosotros ya teníamos de hacia tiempo travestis y falopa, teníamos al Rey Momo y una estatua de madera sin cabeza con la cual jugábamos a la pelota.

Lo que pasa es que con la nostalgia va muy bien la noción de utopía y ya es demasiado tarde cuando se da cuenta que el orden era una utopía también y que al fin al cabo, y eso si todo sigue lo dado hasta ese momento (Ceteris Paribas) nosotros también queríamos ese lugar, es sillón, ya no de círculos, sino de estrellas rojas y rebeldías adolescentes que poco sabían acerca del dolor psicológico o de Franz Kafka.
Así nos construimos hegelianamente, como identidad negada, no existe gaucho a pie, el gaucho esta siempre a caballo huyendo, el perseguido nos hizo, y ahí quisimos hacer a todos como nosotros, y marcarlos, su piel, con un facón y resultaba ser que el marketing descubrió mejores formas de marcar a las vacas, de hacerlas iguales y de distintos dueños, de hacerlas pelear. Así Ulises viajaba veinte años para volver y encontrar a sus Aqueos defenestrados por la avaricia de los grandes traidores del universo, que todavía andan entre nosotros, que solo cambian de nombre pero aparecen cuando nadie reclama una bufanda o cuando un turro arrepentido se declara. Es que ahí quisimos imponer la negación, y dijimos que si este mundo estaba puestos de cabeza solo había que volver a ponerlo en el lugar, como si A fuese A y no A fuese no A. Que estupidez anti-quántica nos invadió y que tristeza saber que nuestro mundo nacido en corrupción, en la materia imperfecta, en los moldes que no funcionan, era tal vez el único lugar donde la libertad como palabra no desentonaba.

Así que abrimos un vino tinto en cartón, si es que puede ser llamad vino, y empinamos el codo, y quedamos medios picados en una desilusión tan grande, de haber sido engañados, pero de una forma tan rebuscada que no podemos cantarle un tango, porque si fuese una mujer no sería muy difícil empezar “tomo y obligo, mándese un trago que de las mujeres mejor no hay que hablar” O “cruel en el cartel…” o “perfume de naranjo en flor tristezas vanas de un amor que quedaron en el tiempo…” No esto no era fácil era la nostalgia de lo que nunca fue, y de lo que nunca podría haber sido pero pareció posible, frente a la inminencia de la muerte, frente al dolor y desgarramiento de vivir, a la jeringa y el sol, al beso y abrazo de un chaleco de fuerza, las inacabadas tristezas que no dejan llorar, que una lagrima no puede resumir, que la divinidad esa gota que hace a la metafísica materia y carne, no se redime frente al tallo y nogal, de una raíces podridas desde la concepción.

jueves, 28 de octubre de 2010

Requiem para un sapo.

La señora, una de esas señoras que quién no habrá escuchado nombrar, al menos alguna vez.
Parada frente a un cartel de esos, ya saben, los verdes de las avenidas, los que se levantan del suelo como si fueran árboles pero puro cemento. Ahí recién despertados, dos hombres abrazándose, uno recién muerto pero sonriente y vertical acá, ya saben esas cosas de la fotografía moderna, la transmutaciones, inmantaciones, etcétera.
Esos tres acomodados.
Arriba de las dos caras, sobre el cartel otro más chiquito, más hoja de cuaderno recién arrancada, escrita en birome azul, bic.

Puro romanticismo para nostálgicos, muertos que se mantienen erguidos, una señora de Esas que alguna vez escuchaste, y una hoja de papel recién arrancada, casi como improvisada, algún poeta y su rastro en un día de sol y mujeres con escote. Romanticismo para ingenuos, todos necesitamos nuestra cuota de eso, como negarlo.

La hojita blanca montada sobre el cartel les decía, yo recién llegado, caminando un poquito más lento por ahí estoy, listo para escuchar las notas que se están por cantar.

La señora se para, no faltaba más. La menopausia hace rato la había invadido el semblante, la cara toda poblándose de una fina pelusa, insoslayable sin embargo. Una ligera semejanza a algún otro animal de esos, de esos que secuestraban mujeres de edificios en otras épocas. Este especimen, a escala.

Se detiene y lee en voz baja pero para afuera, así: ”aaaa, fra fa fa aa aa a aaaaa ga ga ga mmm”, y agrega una pequeña risita pícara, de esas que largamos hacia el mundo cuando algo no nos causa nada de gracia pero queremos señalar nuestra complicidad en alguna astucia.
El mensajito, pegado con cinta scotch decía:

“REVENTÓ COMO UN SAPO
POR SU POLÍTICA DE
CONFRONTACIÓN Y ODIO”

Ya de todo había suficiente. Una señora de esas, ya saben, tan observadora, su risita cómplice. Creí entender a lo que se refería. Me paré frente a ella, allí dónde ya estaba parado en realidad. En realidad ya parado quiero decir, a una cierta distancia, junte las manos a la altura del pecho en un aplauso vacío y puse cara de serio, esa que ella siempre adoptaba para mostrar su indignación frente a todo lo que la rodeaba y que no encajaba con la estética del barrio, estrictamente hablando. Esa carita de no-no-no, que incluso hace un pequeño e imperceptible no con la cabeza. Y pro-nun-cié:
“Que vergüenza, ¿no le parece?, esta Gente invadiendo el espacio público. Vandalismo puro. Por eso las cosas están como están.”
Ni iba a entrar en la cantinela de que los muertos descansaran en paz, ni tanto me importaron nunca las almas al fin y al cabo.
Arranqué el papelito como cera de depilar, lo doblé en cuatro y se lo guardé en el bolsillito del saco crema y botones dorados.
“Que tenga un buen día.”

tú, vasija de miel. (Escarabajeando en patines o viceversa)

La ciudad se pone lúbrica y nos deja ver.
Lubricada, patina y anda.
Querías escapar a la muerte y te investaste la in-muerte.
Sentiste que de tus manos siempre escaparías y optaste por la ciudad. Algunos puntos de apoyo.
Te coronaste emperador y la prendiste fuego. Tú, Nerón.
Creíste contenerla en tu puño y así escapar a la muerte. Fracasaste en la huída y te uniste al clan.
Algunos puntos de apoyo.
Avistar la ciudad o sostener al mundo. Un solo planeta, nada más que eso.
Tres parques localizables, un mismo jardinero.
Un gato caído en algún patio, también jardín.
Un patio interno copia de algpun otro, autocopia del mismo jardinero en un estilo español morisco.
Un gato gobernante de jardín, sin botas.

Despatriado por mercenario
por la puerta de entrada.

Blanco sin manchas sin comas
el reinado más corto de la historia y muerto de hambre.

Ya plebeyo, se sienta a esperar al costado
que alguien más reconozca su nueva condición.
Tan rápido. Tiene hambre. Un sinvergüenza.

Adentro, otro mercenario recibe una dádiva que no le interesa
pero no puede escabullirse de la condecoración.

Ni un minuto ha pasado y ya nada quiere saber
de ese imperio de miserables;
regocijo de escarabajo o banquete de cortes populares.

martes, 26 de octubre de 2010

Mi banda

Mi banda sería, Gardel y el gordo Alorsa en la voz, Miles Davis en la trompeta, Troilo en el bandoneon, Roger Waters en el bajo, Pappo en la primera guitarra y Lightnin Hopkins en la segunda, en la bateria al batero de The doors y como coros a Celia Cruz y Mercedes Sosa (podríamos poner en Piano a Charly Garcia y Chopin para algunas canciones)

viernes, 22 de octubre de 2010

Te ofrezco esto

Acorazado
vives de alcohol?
o los zapatos que dejaste en la vía
sufren también lo que sufrís
vos?

Si pudieras
cambiar un instante por un segundo
la libertad por un segundo
la vida por una verdad
¿Cuál sería?

Si pudieras
regalar la libertad a una vida
¿Cuál sería?

Si la libertad
el sol fuera de la caverna
Demiurgo
fuera el suicidio y la soledad
si la soledad derrapara
sangre arrastrada
líneas de libertad
vacíos
Desgarro

¿Qué harías? ¿Quién serías? ¿Dónde serías?

viernes, 15 de octubre de 2010

No te preocupes, Paga Pechi! (2da Ed.)

La familia había sido grande. Se reunía todos los domingos en la casa de la abuela Rosa, que para los primos era la tía Rosita. Los tablones se disponían de temprano, el mantel y los platos para lo último, cuando desde la parrilla se diera la orden.

La parrilla estaba en el patio, en una especie de covacha criolla, aunque no teníamos familiares santiagueños se puede decir que parecía a un bunker santiagueño en una tercera guerra mundial, hecho con barro y chapa, a medio terminar como si la hora de la siesta los hubiese interrumpido y lo dejaran listo con tres paredes y sin revoque.
A pesar de eso el patio tenia un encanto único, salido de una película Ponja o de un cuadro expresionista, mira lo que te digo, o de un cuadro expresionista. En el fondo estaba el gallinero, el cual tenía como patrón a un gallo de riña que había conseguido un vecino o creo que Don García, el viejo que alquilaba junto su esposa Doña Marta un cuartito que estaba a un galpón de distancia de la parrilla. Después del gallinero estaba lo que no podía faltar en el patio de las viejas de época, una planta de mandarina, una de ciruelas, un duraznero, un perro que salía en todas las fotos pero era del vecino y un gato viejo al que nadie le daba pelota.

Del asado se encargaba casi siempre el tío Raúl, también conocido como el gordo Moreno y era acompañado por Gary Cooper, el tío más viejo, y una radio antigua arriba de una gran mesa a la cual sonaba algún tango oxidado de tanto en tanto y más que nada folklore, cumbia berreta y propagandas campechanas “Bobachería Yoli”, “los Mejores rulamenas en lo de Toto”, Kiosco Adri-Mar o Pa-car que estos últimos por lo general eran emprendimientos de jubilados que no tenían mejor idea que usar las primeras silabas de los nombres de estos pequeños empresarios que por lo general eran viejos desocupados o jubilados.

Uno podía llegar a la casa de la Calle Entre Ríos Norte ver el barcito de Demichelis, enfrente de la casa y ver al viejo Demechilis en blanco y negro tomándose todavía el mismo mate de siempre, en el mismo banquito de siempre, mandando saludos a la familia y que le avise si necesitaba soda. Lo del Negro, así le decían, lo del Negro Demichelis había sido el Club de nuestros padres y tíos, Fernet, gancia y soda, el trago que salía, o por ahí una caña legui, o por ahí una caña legui con Fernet. Diariamente el acto de presencia se hacía, como un deber que cumplir, esperando algo, a veces en silencio, a veces chamuyando anécdotas, pero en lo que estuve sentado en el bar, vi que un hombre entraba y pedía un común, a lo cual pensé “¿A que mierda el van a poner Fernet ahora?” Resulto ser un tinto de la casa, y la otra cosa que me llamó la atención fue la mirada por momentos perdida y por otras encontradas, la posición en espera, nostalgia mezclada con risas, la espera del cielo, en el tugurio mas dulce y oscuro que alguien puede encontrar. Porque así son las familias del Pueblo Nuevo, así era mi abuelo Federico, dulzura en los ojos y sufrimiento en las manos.

Como iba diciendo, uno doblaba por al Entre ríos Norte, esa calle llena de tierra, de esquina de almacenes y carnicería, de construcciones antiguas, esos típicos negocios argentinos de esquina, con las puertas flacas y altas, techos que alcanzan el cielo, de un solo piso, de plantas y colores ocre. Uno llegaba a la casa, entraba por la rejita de metal y pasaba directamente adonde estaba la puerta y donde empezaba el patio, que seguro dentro estaba la Rosita cocinando acompañamentos para el asado y tortas para el postre.
Los parientes empezaban a llegar y los lugares de charla se dividían en sectores, por lo general el bolaceo se concentraba en la parrilla y las cuestiones de salud se daban en torno a las ollas de la cocina, en el living se hablaban asuntos más serios, y a los que les picaba el bagre – así se dice cuando tenés hambre, aviso para no quedar nuevamente como sátiro- se sentaban en la mesa a picotear pan y por lo general eran amonestados por alguna tía que les recalcaba la abundancia de comidas y el trabajo depositado en ello, “¡como para andar llenándose con pan!”.

Los primos más chicos nos concentrábamos por lo general cerca de los viejos para escuchar las historias, mientras los otros, Maxi, Rolo, Facu, Diego y Checho planeaban alguna que otra salida nocturna sin dejar de recalcar la importancia y trascendencia de la reunión semanal.

En esas historias aparecía la fantasía, los abuelos como héroes, aparecía el barrio, el mundo mágico de la calle de tierra, el club de los vecinos, la política, los chismes y alguna que otra cargada o puteada al viejo que quisiera hacer uso de su autoridad para imponer seriedad en asuntos ajenos; como los comentarios acerca de una mina a la cual le decían Eva Perón porque era la mujer del pueblo o las anécdotas cómicas e irónicas de Virolito, el borracho del barrio, o también, la creencias fantoches de viejas supersticiosas, que si el nene nacía con Luna llena iba a ser bendecido por mil millones de signos zodiacales, ángeles, la pacha mama y el Buda.


Siempre algo nos contaban del abuelo Federico, el viejo Moreno, también conocido como Papuno. Se decía que casi no hablaba y siempre se sentaba en su silla con una sonrisa de pibe con chiche nuevo en la cara y una Damajuana de vino debajo de la silla. Gran jugador de futbol en su infancia y vejez, un cuatro que gambeteaba toda la cancha, “! Que ni lo paraban los alambrados!” eso decían y creo que porque una vez se pasó de largo y se comió un alambrado.
Uno de sus laburos, en las épocas buenas, había sido trabajar en la línea de telégrafos, el tan importante comunicación tecnológica de la época, el gran innovador invento, de que mensajes recorran miles de kilómetros. Pero ni conocía el código Morse, ni era oficial de telégrafo, es más, no creo que haya visto alguna vez esas maquinas y aparatejos que muchos conocimos en los museos y visitas escolares. El era el encargado del mantenimiento de las líneas y eso consistía en bajar los nidos de los pájaros que interrumpieran la comunicación; era un trabajo muy serio porque los horneritos y diferentes bichos voladores, por lo general, hacían su nido en los postes telegráficos interrumpiendo trasmisiones importantes, así que Papuno era clave en la comunicación entre pueblos.

Una noche de invierno lo habían venido a buscar -Lo necesitamos Moreno-,se fue y volvió tipo ocho de la mañana. -Estaba azul y violeta- contaba el gordo, -Titiritando de frío, temblando, la Rosita lo mandó a bañarse con agua casi hirviendo y le puso todas las mantas que tenía. Casi se nos muere el viejo, pero al otro día estaba como nuevo el hijo de Puta- El gordo siempre hacía eso, contaba y echaba una puteada al viento, porque sus puteadas, eso decía, dejaban a cualquiera en pantalones cortos, en calzoncillos si acaso el otro ameritaba cantarle las cuarenta y explicarle cuantos pares son tres botines. Siempre una historia le seguía a la otra -Un día levantando dos durmientes de doscientos kilos cada uno, doscientos kilos, se clavó una astilla en la cabeza. Se quejaba el viejo que le dolía algo, y la abuela le revisó el marulo y como era media carnicera agarró una pinza y se la sacó, así de una, y tenía una flor de astilla, no te jodo, una flor de astilla en el marulo que la abuela se la sacó de una- y por ahí el gordito Moreno decía - !Y anda a cantarle a Santa Catalina!-

Los más chicos, Flor, Nico, Imanol y yo, no habíamos conocidos a los viejos Heroicos que habían sido Papuno y el Abuelo Antonio, el portugués que llegó a los noventa y seis pirulos, ni tampoco a los otros viejos que también eran heroicos por pertenecer a la raza de “los viejos de antes” como les decían. El abuelo Portugués se había muerto porque ya era hora de morirse, ¿Cuánto más iba a vivir? pero al viejo Moreno le había agarrado un ataque al corazón y no era tan viejo. Se ve que la abuela estaba media tristona con problemas existenciales y económicos, y eso al viejo le ponía mal, y mira que los viejos de antes eran duros por los que nos contaban. Pero lo que lo terminó de matar fue el futbol. Cuando boca perdió seis a uno contra Central Córdoba, ese día le explotó el bobo. Dicen que empezó zapatear el suelo diciendo que se cagaba en dios y en la santísima madre que los parió, y decidió irse a caminar para tomar aire y ahí se cayó muerto en la calle. Ya era demasiado.

El tiempo nos quitó a Rosita. Fue la única muerte que no lloré y la persona que más extraño. Entendí que ella se quería ir, que ya le dolía mucho el cuerpo, la rodilla – Ya estoy vieja, cuando me muera me vas a extrañar, ¿Quién te va a traer la lechita a la cama? ¿Quién te va a poner las medias?- Porque a mi me encantaba que me pongan las medias, era toda una institución. Me decía siempre que estaba vieja, que le dolía el cuerpo y que por momentos quería morir para no sufrir. ¡Eso me decía! Mientras acotaba –tu abuelo Federico me está esperando en el cielo, seguro que nos esta viendo desde ahí, a el le encantaba los chicos, ojala te hubiese conocido-

Así que no lloré cuando sentí que la abuela se murió, tampoco fui a funeral, prefería quedarme con imágenes mejores.

Ese fue un momento de cambio en la familia. Los tíos dejaron de venir a visitarnos, ellos estaban en capital y si bien venían siempre ahora quedarse allá era cuestión de tener el dialogo con la sombra y eso se respeta. A la casa de la abuela la terminaron vendiendo por monedas y la distancia cada vez creció más. Los chicos se hicieron más grandes y los más grandes se estaban empezando a casar, uno por uno formando familia, pero de a tres, o de a dos. No más esa mesa repleta de personas, por la ventana, colgadas del techo, zapateando arriba de la mesa, cantando mientras comían, debatiendo la historia, de si tal persona vivía a la vuelta o haciendo cruz.

Flor y yo, mi hermana y yo, tuvimos que dejar Bragado e irnos a Buenos Aires a estudiar. Ahí es cuando sentí toda la ausencia, cuando me cayo la ficha, el peso de la nostalgia, el exilio, porque el exilio se puede sentir estando a cuatro horas de tu lugar natal, del barrio que te vio crecer, de los amigos de la cuadra, de la canchita y la bicicleta.

Pero los domingos eran lo peor y no se si lo dije, lo repito si es así, todos saben que el domingo es siempre triste, yo no lo sabía, para mi los domingos se anhelaban, se esperaba toda la semana para el domingo, pero en capital eso cambio. Acá el cielo solo se ve cuando esta gris y la gente es tan anónima y tanta cantidad. Al principio los tipos tirados en la calle, los pibes juntando cartón, todas esas cosas que nosotros no teníamos en un pueblo tirando a ciudad como Bragado, esas cosas de la miseria extrema y de los porteños acostumbrados, como si la miseria fuera parte del paisaje.

Poco a poco fui entendiendo el tango, sintiéndome como algún abuelo inmigrante, desplazado, odiando y amando, al mismo tiempo, en la miseria y en el cielo, con la esperanza del amor y del abandono, dejando todo atrás, con la promesa de todo por delante, de una nueva vida, pero nunca como la vieja.

Todo es tan nostálgico en capital, todo es tan gris y oxidado cuando se viene del interior, cuando se añora lo que fue y lo que podría haber sido. Por más que la soledad abundara nunca podía ser un privilegio, como para esos artistas que se sienten únicos e incomprendidos. Mi soledad era del mate que se enfría arriba de la mesa, del arroz frío del día anterior, del llanto contenido como piedra en la garganta, del miedo a que se te caiga el cielo en la cabeza.

Papá y Mamá siempre estaban atentos a nosotros, pero nunca era suficiente, nos mandaban milanesas para frisar y ¡que milanesas!, tartitas hechas para que no tuviéramos que laburar tanto – así los mimamos desde acá- eso decían y que solo nos preocupemos de estudiar. Pero que difícil se hacía cuando el mundo parecía tirar para otro lado, cuando se hacía de noche en cada distracción, cuando el tiempo se desvanecía en oscuridad, cuando el tiempo se escapa como se escapan las cosas que siempre están delante de nosotros y las dejamos pasar, como se nos escapa una chica que nos sonríe en la calle o como se desvanece el primer día de primavera, la noche del primer amor.

Habíamos venido para estudiar, es verdad, mira que mi vieja nos dejaba todo lo que le sobraba del salario para que nosotros tuviéramos, pero a veces sentía que tenía un gaucho en el pecho zapateándome un malambo, y sumado a eso me sentía ingrato, mal agradecido, culpable, y peor era, me quedaba mirando una pared todo el día. Los peores eran los domingos, que es conocimiento común del que domingo es jodido, pero antes en Bragado para mi no lo era, nunca había sentido olor a hospital un domingo, siempre había sido familia, ciruelo y asado, café y tortita.

Desterrado de todo y en búsqueda de alguna identidad me sentí perseguido por el diablo y la muerte, pero en esas cosas que no se esperan, y la sorpresas detrás de la puerta pudimos organizar un rejunte. La Flore, mi hermana, se pudo contactar con todos, y ahí uf, fue un quilombo. Sin embargo mientras estaba ahí no pude pensar, no pude procesar esa duda, ¿El tiempo habrá descolorido la familia? Porque una juntada es una cosa ¿pero las esencias perduran si no estamos nosotros sosteniéndolas? ¿Sigue el alma después de la muerte?
Todos nos juntamos y fue tan rápido y divertido que no lo pude nie pensar, mis viejos viajando a Bs As para comer un Lechóny volver con par de vinos más en la panza, con el peligro que eso representaba en la ruta y la sensatez extrema de mi vieja respecto a esos temas. ¿Hable con solo la mirada o fue un invento? ¿Es la familia y lo común un invento del azar de con quien te toca la mesa? Pero si bien había puteado a las esencias por opresoras, yo había sentido patente a esa sensación del cobijo, el abrazo, las historias y los bolaceos, el inventar a dios con un tinto y un asado.


Volvimos a encontrarnos, esta vez, los primos más chicos, los que menos habíamos tenido influencia de la historia. Así que estábamos en el bar del centro asturiano que estaba bastante lleno de gente, esperando la hora de comer la fabada. Nos encontrábamos, Imanol, un amigo de él, mi tía Pechi y mi primo Diego con su esposa Patricia y su beba Paloma. Imanol había sido siempre el más chiquito de la familia y aunque ahora tenía diecisiete, me era difícil borrarme la imagen de él en la infancia.

Nos saludamos y nos sentamos. Se pone hablar de las minas, se remanga el saquito, apoya un brazo en una silla desocupada y nos dice -Che pibes, pídanse lo que quieran,

¿Vos que queres? ¿

Un gancia¿

¿unos palitos?-

y con cara de dueño del lugar le hace una seña al mozo,

-Mozo tráigame unos palitos y un chicitos, un gancia...- nos mira y dice

-..pidan lo que quieran, acá esto es así cuando los invito-

lo miro y le digo que no, que no se preocupe.

Me dice - no sean nabos, ¡Háceme caso pibe que yo sé!... No te preocupes que paga Pechi, mamá-

Me di cuenta que la familia nunca se había perdido, era otro hijo de puta más y andá a cantarle a Santa Catalina, otro más con un marulo heroico, con un la capacidad de poner huevos siempre, huevos de oro, y yo que tenía miedo de que no hubiese más comunicación, de que el tiempo nos hubiese quitado también lo de familia. Pero se ve que en los patios se plantan más semillas que las de los árboles, porque todo a partir de ahí fue risa, llanto, alegría, mito, expresión y baile, identidad, historia y tinto en cartón, ideales; esos ideales de los cuales me había enamorado para después dejarlos caer bajo esa dictadura que me planteaban en capital “La Realidad”, “La naturaleza egoísta del hombre” Me di cuenta que esos ideales que había tanto estudiado, amado, me había sacrificado por ellos, y había sido pensados por algún intelectual que quería un mundo mejor, no era algo de otro mundo, no era lo irreal, no era otra cosa que los domingos en lo de Rosita.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Cachetada de manco

Les voy a hablar liso y llano, porque no estoy logrando hacerlo desde otro, desde algún personaje o algo así. Miren que en un momento empecé a escribir y me di cuenta que los personajes eran un parte de mí, un cínico, un viejo, un depravado, un paranoico, y me salían bien, porque era yo. Pero para este tema, para mi tema, o mis dos temas, no puedo usarlos, y quiero hablar de un gordo y no, y que pavadas vengo escribiendo. Si mis dos temas son el invierno y la muerte.
Que estupidez es eso de intentar explicarlos, de hacer un análisis literario de las palabras, así que no se piensen que estoy haciendo esto. Estoy escribiendo para hablar del punto negro que se encuentra en todos los planos, de ese espacio que esta entre el paisaje, la vista y el hombre, entre una nota musical y el silencio, entre el placer y el movimiento. Mirá que pavadas estoy hablando, el movimiento y el placer, y no me imagine otra cosa que garchando y sintiendo la base de la garcha haciendo roce con una húmeda y peluda concha. La cuestión es que si, miró el paisaje y veo ese punto, miro la hoja y lo veo, y la cuestión es que no lo veo, esa es la cuestión, es que no lo veo. NO lo veo en la hoja, no lo veo en el monte, ni en el horizonte, ni lo siento. Pero alguna vez lo vi, creo, que alguna vez vi aquello que unía todas esas situaciones hechos y momentos.

En ese inventar un lugar común…

Perdón tuve que ir a cagar, y por la ventanita chiquita del baño un jazz de Miles Davis, solo reconocido para mi por esa voz de sonrisa congénita y baba cayendo. Si también mientras escribo, chateo, y sigo escribiendo porque no tengo ganas de masturbarme. Es que me di cuenta que no hacía falta tanta lectura de sociología para entender, y que al fin al cabo entender es un poco pasivo, aunque emocionante, lo que hoy en el colectivo un mina con necesidad me dijo: Todos necesitamos una vía de escape.

En este ir y venir, charle con Santi y dijo, si eso de remendar el alma para seguir, esa cosa de adaptar la filosofía oriental para meditar pero seguir trabajando, olvídate del ayuno y no matar mosquito, y es que de tanto remendar el alma se vuelve un felpudo, y perdón tanta cursilería, pero me agarra una cosa acida cuando pienso en el yoga y tantos libros de auto ayuda que no hacen mas que volver a enchufarte, para que todos los días ejecutes tus secuencias predeterminadas de respuestas y formas, como si solo pudieras responder eso y como si solo te pudieras cruzar con tales cosas, y así, toda la vida, y trabajar, hacerse viejo y morirse descansando los últimos años, o hacer mucha guita hasta los 40 y vivir de renta “pero todos necesitamos una vía de escape”
Este escape es la huida? Este escape que es? Es el ser cansado de tanta forma, de tanto lijarse los brazos para poder pasar por las puertas que tiene que entrar para no quedarse afuera?

Es que escribo y pienso, muerte, muerte. Yo te hago una pregunta, y es de amigo, porque te digo la verdad, tengo ego y toda la bola, un poco por miedo a terminar en un laburo de 15hrs que no quiero hacer y por otro lado personalidad, pero escribo porque no me puedo tomar un mate con vos, no se quien sos, tal vez soy yo en el futuro, algún amigo que le pase esto o simplemente un buscador de textos de Google, pero yo te hago una pregunta: ¿Qué pasa si te morís ahora?


Yo te digo, te lloramos, y que mierda no, y si era tan así y asa y toda la vida que tenía por delante, y el dolor de padre, y el dolor de madre y de hermana y el de amigos y algun que otro estimado, y pasan los meses. Che pero hay que seguir laburando, ir al psicologo, y la vida tiene que seguir, ¿toda la vida dedicados a recordar a un muerto? Mejor vivir el futuro y el pasado, “uh que cagada, que peso en el pecho a los viejos, y este pibe tenia pasta de campeón, mirá hasta escribia además de estudiar economía, uf y tantos proyectos” Pero la vida sigue, y mejor mirar al futuro que al pasado, y hay que seguir con las vidas, y mejor que los padres sepan sobreponerse y hacer una vida, y los amigos, bueno ya están en las suyos, unos se culpan, que tendría que, y si fuese de otra manera y cuantas veces No. Pero la vida sigue, ¿Hacia donde mierda? ¿Hacia donde ir y seguir? ¿Estamos avanzando? ¿A qué lugar?

He aquí que si muero hoy, queda este testamento diciendo, no te sutures el dolor, no te claves un rivotril, ni marihuana, ni lsd. Grita! Es lo único que queda, y tal vez, en tanto gritar se termina organizando una juntada a gritar y de a poco todos siguen gritando y se hacen tatuajes, una bandera y un gorro, y ahora son todos lo que gritan, y ya ni saben porque.

Es así que si me muero hoy, lo último que hice fue gritar, por mí, si gritar por esta incertidumbre de seguir gritando para ir de alguna manera a ese lugar donde va a el sonido, a ese punto en el vacío en donde me voy a disolver, para nunca más, para nunca más.

La vida termina siendo un beso del sol en el cachete y una jeringa clavada de punta en la vena donde se dobla el brazo, y ahí seguir tirando para desaparecer en una sombra, y dejar la linea de la bicicleta marcada. Sin sentido, sin razón, sin conceptos, termino perdiendo la pasión, y así, zombie, sigo viviendo, pensando en el futuro, sobreponiendome al pasado.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Dobles engaños

Juegos como golpes de cadera, como movimientos con las manos levantadas.
Y eso que está prohibido levantar las manos, aunque nadie lo diga, y cuando les preguntan sobre el tema contesten que se trata de ir a favor de la gravedad,
¿Para qué ir en contra de la gravedad?
¿Alguien tiene una buena razón?
Se me ocurren las figuras, por decir algo, y como no soy bueno con el lápiz me dedico al espacio y el tiempo.

Aprendí observando pájaros. Cuervos que competían por quitarle el lugar a las palomas. Su encanto era el de quien hace que salta cuando en realidad va a volar, me dije la primera vez.
Con el tiempo me di cuenta de que estaba confundidísimo. Salta. Tan solo salta, y hace el doble engaño. El de hacer como si saltara.
Doble engaño, artilugio -harto de moda por cierto-, el de hacer como si nada, como si solo pasáramos el tiempo y esto no fuera serio. (Los días, poco serios).
Yo escribo y esto no es serio pero si tú y tú y tú se lo creen, si vos te lo crees y yo me lo creo, ya es otra cosa.
Los pájaros no vuelan. Los aviones tampoco. El vuelo es como dios. Son esas cosas de las que el hombre se convence tanto, se le prestan tan poca importancia, tan irrelevante que... Dobles engaños.
Ahora resulta que todo el mundo quiere volar, pero…ya saben que no pueden. Se los explicaron en el curso de biología. “No eres un plumífero alístico-vertebrado”, dijo la profesora. Tampoco un colibrí.

Claro, primero había que creer que existía algo así como volar. Burlar la gravedad por un tiempo indeterminado, bastante largo. Ingenuo, me dicen. Me lo creí.

Hasta que me quedé pensando en el cuervo este que vi una vez. Un cuervo en la realidad, disputándose con un puñado de viejas palomas la plaza en torno a una mezquita.

Entendió lo de los saltos, y los dobles engaños.
Quería aprender algunas palabras. Diseñó actividades para todo el año, como si nada. Dijo querer investigar de pájaros y plantas, alegando que esas eran tareas del siglo XIX, y que entendía que ya a nadie le importaran. A él tampoco, dijo, aunque mostrando un empeño sospechoso. Siglo XIX, siglo 19, agregaba en medio y al final de las oraciones, para convencer a todos.
Fue un doble engaño como tantos otros. Haciendo como si nada. Como si nada se volvió extrovertido, se levantó una chica. No paró de sonreir la primera noche que le sacó un beso, pero ella no llegó nunca a pensar que no se tratara más que de nada, simplemete. Se puso a escribir, apareció y desapareció y volvió a aprecer en otra parte, como si nada.
E hizo de los días eso, dobles engaños, desaireando psicoanalistas moralistas y chamanes de mármol blanco.
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sábado, 18 de septiembre de 2010

La vuelta al pago

Con la panza colgando, y la copa con un vino intomable repasaba los momentos más importantes de su vida y se hablaba, se repudiaba, hasta que en esa conversación con la sombra se acordó de algo que le resonaba -Una vez soñé que yo era un texto y alguien se enojaba conmigo a causa de ello. Me parece que se sintió traicionado por mi revelación

En ese texto parecía hallar de paisajes con una estratégica tonalidad y con metáforas calculadas que deferían a mí, a mí enojo y malestar-


Se dijo eso y se dio cuenta, él o alguien se dio cuenta de que el niño había crecido, no se sabe si fue por un partido de ajedrez donde segun dicen se encontró con solo eran peones negros o simplemente creció cuando choco la cabeza contra la pared, o cuando al recuerdo de la casa de la abuela se le sumó o le sumó el paso del tiempo y el olvido.

Que tipo diferente era ahora el gordo, y lo habíamos conocido tan randiante. Antes se reía con gran entusiasmo, disfrutaba cada segundo, los vivía con color, toda la energía en la mirada, en las manos. Ahora no, no podía ni sonreír, quedó muy al descubierto, y le quedaba solo desistir y rogar, rogarle al destino o sino caer en la negación, absurdamente y en vano, de que todo termina de rodillas.

Sabía que había perdido razón de vivir en la epoca de la ciencia, se había sentido totalmente vacio e insastisfecho, a pesar de todas las cosas que había consumido, y se había sentido solo a pesar de la super población.

Así se decía, mientrás reprochaba haber desperdiciado todas las capacidades y habilidades uq tenía como naturales, de que el vino paso a su cuerpo y el alma a una botella. Se dijo

-Nunca creí en la lógica, ni en el mar, ni en la distancia. Pero que solo me quedado en este lugar, en esta busqueda y esta manera del estar, ser y parecer, tan mía, tan solitaria, única como... y al fin al cabo, la nada y el todo son una linea, y los metros son, y la puta que lo parió, del arbol del saber la diferencia del bien y del mal, ¿Para qué? ¿Para qué la rebelión ahora?-

Empezó a llorar como nunca, la gotas no eran ni contenidas por el vaso. Se agacho, puso las manos juntas pareciendo que iba a rezar y se dijo: -No soy amigo de la caridad, me ha oxidado tanto el alma que ya no la puedo perdonar-

En la otra punta de la ciudad se suicidaba otro tipo solo, que siempre había hecho lo que tenía que hacer, una casa, la misa y Dios. Pero le pico el famoso virus de la duda que lleva a las locuras, en este siglo XXI donde el hombre es un hombre de razón.

viernes, 10 de septiembre de 2010

Callate, solo para ver que pasa.

Esa seguridad. Que te deja reirte de todas las csosas, igual siempre.
Decir sí, no, ponerte seria, reirte, llevarlo todo de aquí para allá, como si lo estuviera premeditado, no por vos. Tan duro. Como si estuviera pavimentado.
Tu falsa elegancia,
tu elegancia aprendida de manual de tapa dura.
Largas o cortas conversaciones en las que puedo estar sin estar, en las que solo puedo estar sin estas, y vos también.

Te gusta, ya sé,y como somos vecinos, y cada tanto nos cruzamos, cambiamos palabras, de esas sin sentido.

El silencio instituido también en el manual de lo prohibido, el silencio es solo para los velorios, y solo al principio. El manual de la mala educación y la carencia de tacto, hombres sin encanto en silencio, introvertidos o aburridos.

Lugares comunes para acallar tu incertidumbre -lo único que queres acallar. Lugares que todo lo invaden, calles y ahora también paredes pavimentan.
Por aquí, por allí, la vida como eterno medio, el medio como elegancia -la del hombre que camina hacia alguna parte, no sabemos a dónde pero tampoco vamos a interrumpirlo para preguntarle, si parece tan apurado.

Los lugares comunes son ya los únicos, los zapatos se arruinan en calles empedradas -ni hablar de tus tacos-, y nadie puede ya callarse, solo para ver que pasa.

Aún despatarrada

Malas Caras.
Bien Serias.
Que no pueden romperse ni con el vestidito de flores de una niña corriendo sobre el verde del pasto, entre campos de otras flores.
De una niñita corriendo, quizás por primera vez sin tropezarse,
el viento en las mejillas sin el dolor en las rodillas;
y que antes de que se haga de noche,
empieza a sentir protuberancias en el pecho,
nuevos ojos que la miran de nuevas maneras,
empieza a sentir.
Antes de que se haga de noche empieza a correr de nuevo,
Sobre verde,
con una dejadez vital,
dejadez única del día,
el momento antes de que el sol salga pero que ya nos ilumina.

Corre con una botellita de inocencia en una mano, una botellita casi vacía tanto que ya sólo cuenta por cómo cuelga de su mano, incorporada en su correr.
Casual; casualmente imbuida en la belleza de su perversidad recién descubierta,
tanto allí, puesto que aún no llega a disciplinar todos los límites de su cuerpo -mucho menos los nuevos- en ese movimiento, si apenas hace un ratito nomás ni podía correr.
Un descuido tan creíble, tan cierto que todavía no busca combinar la botellita con las flores,
y allí queda.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Poema celta - (desterro)


corre, voa o paxariño
levalle o meu corazón
pendorado no biquiño
dille que eu seu fillo son

corre, voa o paxariño
levalle o meu corazón
pendorado no biquiño
dille que eu seu fillo son

dille que eu quero volver
e de novo nas túas rías
nalgun espello me ver
quero outear as campiñas
arrencender teus airiños
antes que poida morrer

corre, voa o paxariño
levalle o meu corazón
pendorado no biquiño
dille que eu seu fillo son

dille que eu quero voltar
e de novo nas tuas rías
as maus e ialma a lavar
quero voltar branca flor
que neste desterro maldito
estou morrendo de amor

corre, voa o paxariño
levalle o meu corazón
pendorado no biquiño
dille que eu seu fillo son
dille que eu seu fillo son
dille que eu seu fillo son

domingo, 5 de septiembre de 2010

Carta de cumpleaños

Se derrumban los castillos, y sus ladrillos y murallas se desploman en las gotas de una llovizna, en el borbotear sereno sobre el lago de Palermo. Laberinto de rosas, esconden un mortuorio tesoro, de esa piel transpirada, del sudor oscuro que se hace nube y trueno. Los caballos blancos aparecen en la tarde gris, comen todas las flores azules, enloquecen, relinchan y se suicidan.

Pronto todo queda en silencio, desaparecen los matices, sale una luz de las nubes y aparecen las niñas de canastita bailando entre las rosas. El coro le canta a la fiesta, al disfraz de miel “Niño niñito que lloras lagrimas de cristal No derrames al viento que descalzo te vas a pinchar que descalzo te vas a pinchar”

El niño abre los ojos y está recostado en el césped, su mirada al cielo es un baldazo de agua frío, se puede ver la inmensidad, fragmentos de vidas que un cine nunca podrá proyectar. Se encuentra solo, dandose cuenta que ese es el final.

Duelen las venas cuando la sangre las atraviesa, como agujas, y el sol besa la mejilla. El silencio te deja saborear el instante, y ahora entendés que los años y el tiempo y el que los cumplas feliz, tal vez, son el arcoiris que brilla en una lagrima, que al fin el tiempo y la vida nunca se entendieron, así que te vas de a poco, mientras la imagen se vuevel cada vez más gris y de a poco el dolor se eleva el cuerpo no se soporta el dolor tan fuerte no te permite el cuerpo y queda ese lugar donde se deslizan los sueños y los ojos lentos como vibra la vida se va…






Medias

Que tu juego no sea el más fácil.
(así, como una media te lo digo
y no es cuestión de medias sanmartinianas, republicanas, anas, anas.
estamos en otro lado.)


Gordas con la piel caída.
Flacas con la piel caída.
No te atornilles en el lugar
si el vientito después te va a llevar.

El saquito de té no lo podés usar mil veces.
El maté siempre termina lavado.

Y vos también, en una de esas,
Cuando ves que te ténes que ir,
Sacrificar un pedazo de piel,
Y un pedazo de carne,
Y hasta tus medias.

Todo eso por haberte atornillado al huracán.
No juegues el jueguito más fácil.
Pseudos intelectuales con ideologías de maletín
Prohiben escuchar reggeaton

Y yo me hago pasar por turista tonto,
Cuando casi no me faltaba tanto.
Ni ratro en el polvo,
Nunca te verán.

Que más da,
Justificar tu vida como un Principio,
Tan P P P P,
(tan pechito parado, miren el ejército justo acá arriba,
Mostrando sus credenciales fuera de servicio,
Abusando de su autoridad para ser
Pecheando P P P P,)


Vamos de nuevo.

domingo, 29 de agosto de 2010

La trinchera:

Lloras por la gangrena,

!!¡¡¡¡PERO HAY GENTE PEOR!¡¡!!
¿DE QUE TE QUEJAS???????

El leprosario exhibe su avance en dar lástima
vos sos parte del paisaje de los que se dejaron vencer
por algo que solo quería conquistar
vos sos parte del paisaje de los que sobreviven
entre gases, bombas y salvesé quien pueda

El viejo de vigote te dice
¿DE QUE TE QUEJAS???
HAY GENTE PEOR!!!!

No pueden entender la droga ni el alcohol
antes que el pan y la salchicha,
sino es guiso de la abuela no comes
y la abuela ya se murió

El viejo de vigote te dice
¿DE QUE TE QUEJAS???
HAY GENTE PEOR!!!!

Razones para vivir las hay,
tenías el mundo en tus manos, la revolución
la primavera y la felicidad,
pero todo eso se fue,
Si Todo no es, entonces es Nada

viernes, 27 de agosto de 2010

Cristo criollo


Cruzo las vías y llego al margen.

Pala horizonte alambrado aspero viento

Un mar de campos rojos desemboca en el horizonte naranja,

los miles de parpados se cierran y se hunden en la tierra.

Solo las manos muertas y el sembradío.

Trigo que decoras de espinas a cabezas campesinas

deja que mi punteo apuñale al aire y mi canto cante al ritmo del labor

“Zitarrosa canta lo que Nietzsche soñó”

La luna sale, el rojo ya se apagó.

En el descanso del peón,

el día aparece antes que el sol.

La rueda de púas nos corre

y un aguijón, un diablo y un profeta

decoran la panza de dolor

“callado y quieto, penando por dentro;

el silencio me deja escuchar un bombo quejoso en el pecho.

La impuesta ley dice: Mirar para afuera,

nunca para adentro”

martes, 24 de agosto de 2010

crisálida de látex

Despacito le irá invadiendo el cansancio de los días para quien todo parece andar tan...
Despacito, de abajo para arriba, de los pies al cuerpo, llegando por el piso...
Desde adentro de la boca hacia afuera, tomando la cara, bajando por el cuello...
Desde el pelo y por los ojos tantas veces; aunque no esta.

Todo tan 1,2,3,
1,2,3,
un dos tres. Los días de taquito,
llenos de buenas noticias
como el obvio descubrimiento de que la distancia entre dos puntos que parece no tener camino en realidad tiene ciento, casi por definición, aunque por esa misma razón aparenta no tener,,,
Que del cambio climático por ahora estamos a favor porque a nosotros no nos tocan los terremotos y no se nos mueren los osos panda que nunca tuvimos; y nos deja un veranito en pleno invierno tan...

No te bañas. Te encerras en tu y no a escribir. Te encerras en tu nuevo ecosistema que por novedoso es tan autocomplaciente y empezas adherir a los puntos suspensivos de una manera que...
Te relames entre los puntos suspensivos aunque un poquitito cansado. (Un poquiTITIto, casi más intiutivo que sensual-sensorial, aunque con hamber.) No tanto, re poco, quizás es solo la autocomplacencia de látex del pibe que encuentra un re buen óptimo, sobre todo con tanta gente pasándola como el orto alrededor y decide RECUBRIRSE CON UN FORRO GIGANTE, para conservar la forma, el lugar exacto, quedarse bien quietito.
Y casi que el látex tiene onda, así que nadie te va a mirar raro, y casi seguro que hasta lo adulan, sí.
La autocomplacencia de látex del pibe que encuentra un óptimo tan calmo, tanto mejor que el de tantos y...
Quedarse ahí, como la oruga esperando ser mariposa, un día de estos, y mientras tanto... ay!, como se regocija la crisálida, como se masturba ahí adentro.
Quietita, que los autos le pasan alrededor
shuuuummmmm
shummmm

quietita, esperando la primavera llegar, sin sufrirse del frio, sin enterarse de su existencia (no es el frio ni tiene nada que ver, aca, no vengas con excusas que yo tambien me bañé hoy),
Qué rápido pasannnn!

Quedarse quietita esperando la primavera llegar, sin angustia ni reproches a los días. Quietita, aunque con esto del cambio climático y la posmodernidad,
dan unas ganas de vomitarse encima, ahí adentro sí, haber si algo se quema, o el olor se hace insoportable y salis a decirle te amo a la primer chica que te cruzas con tal de no tener que soportarte más ahí adentro.

viernes, 13 de agosto de 2010

Cuento con nombre de pintura.

 

Me sali de tu juego. Con los dos pies.

Si claro, disculpame la indiscrecion. Lo peor, sabes, es que entre con los pies, y no solo me sali del juego, sino que los saque a todos por un rato.

Fue cuando pase la raya. Que raya?

La que hago con mi soga. Sí, sí.

Mira yo hago rayas, yo trazo rayas en el suelo, en el aire. Tengo una soguita. Así digo yo, otros dicen soga, con respeto.

(Y la nena, se puso a filosofar).

Estaba ahí, y todos, todos toditos, se salieron del juego. Creo que fue cuando yo salté, por arriba de la soga, ahí, adentro de la pista.

Ya sé que no sueno como una nena, si no soy. Miren, lo único que les puedo decir, es que yo no sé, todos piensan que soy un poco tonta, ingenua me dicen, –aunque hacen silencio cuando hago oraciones tan largas, (una nena de once años con rayitas y paréntesis)-, pero yo creo que si todos se quedaron tan calladitos, cuando hice el primer salto, no fue porque sean unos babosos, como se dice, porque la pollerita se me levantara, y encima de que ya era corta.

Los ví, eso sí, que se quedaban con la boca abierta, pero creo que los sorprendió, eso de que levantara las dos piernitas al mismo tiempo, que doblara las rodillas, y bueno, la pollera levantándose tenía algo que ver, no se puede negar, pero era más la gracia.

La soltura, digamos, creo que sí, eso los mató de envidia, aunque no, no era envidia, les hizo un agujerito, en el cuarto oscuro ese y en el corazón.

O les hizo ver, sí, eso fue, les hizo ver que ya lo tenían, el agujerito, y les dió un dolor, ay…

Pero yo sé como son, saben olvidar rápido, porque…

jueves, 12 de agosto de 2010

gracias Susana Murillo

Hoy estuve inspirado como para imaginarme a la 9 de julio como el río leteo, espero que no pase como el krotulo escroto roto de la trola de tu hermana.

Así fue que luego de mendigar temas barroco, los inviernos, los cipreses y las inquisiciones pasaron a ser parte del mismo coro, y yo me olvidaba cada vez que prendía la radio y escuchaba siempre el mismo discurso y la misma distancia entre el receptor y el emisor… todos sabemos que la carta no importa sino de que manera y quien.

Entonces ¿Quién habita las cavernas del sufrimiento cuando nadie veranea en la playa? ¿Quién establece las normas cuando la dictadura es del subconsciente? ¿Quién transforma su dolor cuando la fe es la ciencia y la iglesia es la contabilidad?

Así ojo por ojo y diente por diente, el esclavo no podía masticar el poroto, lo escupía al suelo y ahí crecía la planta hacia el cielo y todos los cuentos enseñándonos algo, desde chicos los juguetes de los soldaditos, el pato Donald nazi, para la mujer la cocinita y para el hombre los videogames. Los chiches mutaron como el pato que ahora es de carne y hueso, niños abandonados pidiendo monedas y niños abandonados pidiendo caprichos.

Un psicólogo muy sabio y pelotudo a la vez me dijo que sino quería hablar de algo estaba bien, pero la cuestión era si iba a poder. Digamos que la silla siempre estaba a la misma distancia de la mesa y la otra silla.


Ahora bien, vi una sonrisa de cristal que dejaba garabatos en el aire, arrastrando estelas de sinceridad y un salto a la pelopincho en verano. Correr en ese patio todavía blanco y negro, con un balde de plástico ocre para salpicar a la vecina, los higos de Doña rosa y la risa. Las mariposas inundaban el cielo y con solo mover las manos los colores pasaban del aire al suelo, ahora muertos, ahora nuestros.

Solo tengo una sombra oculta, nada más, el resto es algo muerto o vida en movimiento.

miércoles, 11 de agosto de 2010

De aqui a un Nuevo paso de baile.

 

Mas de un observador se habra dado cuenta que todo paso de baile empieza con un paso, Este ha sido hasta hoy una de las mayores trampas en la que ha caido la humanidad (y espero sepan disculpar el tono profetico).

Alli estuvo siempre el fracaso de todos los bailarines, todos ellos ya dentro de la pista antes de bailar pero siempre entrando a ella con un paso.

La historia termino un dia, cuando el baile fue tambien para los ninios.

Una ninita, entro a la pista con su soga de saltar, y alli fue que la humanidad, ya cansada de tanta basura reciclada quedo atonita.

Ojos brillantes como empestillada pero no,

algo nuevo estaba llegando, un aire fresco a los ojos como una pastilla de menta a la boca.

La ninita solo habia entrado a la pista con los dos pies al mismo tiempo, de un salto.

Muñequito de trapo


Muñequito

Estas cansado y con las manos hinchadas,
¿Por qué no te vas a dormir?
Si tenés los parpados pesados
y las patitas violetas.
¿Por qué no te vas a dormir?

Mañana levantate a las cinco
y tomas el colectivo cinco treinta
y vas al laburo.
¿Por qué no te vas a dormir?

Si ya es de noche,
las diez de la noche,
buena hora para acostarse
y recuperar energías.
¿Por qué no te vas a dormir?
Si recién llegaste del laburo,
y el tiempo distante
entre ese instante
y la hora final
es nulo

Muñequito,
¿Cuando vas a vivir
si recién llegaste?
Tenes que dormir
ya,
es tarde.

martes, 10 de agosto de 2010

Mala rima, o la vuelta del recién atado

Cambié mi mochila por otra,
Una más finita con cintita de azúcar.
Sólo humo tengo adentro ahora.
Di una vuelta,
Como la cintita que cuelga alrededor de mi muñeca,
mal atada,
Da vuelta a mi muñeca.

El brazo se estira recto
Y la mano se mueve,
Como invitándote a venir.

No te confundas,
Es una trampa.
Sé que la cintita está mal atada
Y que los chupines no convidan
con el sweater de llama.

No te confundas es una trampa.
La mano que te invita a acercarte,
como el rojo al toro,
de la misma manera,
Aunque la imagen sea fea.

La cara de loco desafiándote.
No te confundas, no te vas a estrellar.
Vengo hecho de humo,
No me vas a poder agarrar.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Mirabeau cierra los ojos

El universo abdica y la tribu vence
es el regreso del pastor

Corderos sacrificados
muslos de toros
odres de vino
caleidoscopios de oro

El sol, la luna y las estrellas
los viaductos interestelares
donde pasa Marte y Saturno
Cosmogonía ortogonal

Los microbios empiezan rezar
Los átomos y sus orbitas
las excitación y la vida
forúnculos de sodios y h2o

El ave negra recorre el monte
una cuerpo culo pa arriba
rezándole a su dios
el sol descompone rapido la esperanza

Blanca la espalda y seca la boca
violeta los brazos
nunca pensó en morir ahí
seco seco seco
cierra los ojos y ve
el universo a sus pies

migas de pan

Como un graznido de sirena se acomodaban los doctores, el circo cantaba y ellos a la acción. Parvada de maquinas institucionalizando la perfección y allí salía el cuerpo perfecto, la cara ideal. Eran una cuestión de miles y miles, arreglar la cara, establecer la belleza.

Mientras tanto un cántaro de barro se rompía en silencio, poco se sabe acerca del daño que produce la caída de una ilusión, la desesperanza como política de globalización. Digamos que todo espacio puede ser propiedad, digamos que el espacio tiempo es contabilizado, y todo lo contabilizado tiene precio, se acumula o se pierde. Así no cabe una conciencia terrenal, así el corazón se siente afeitado, despedazado. Una gota cae de los ojos, agua oscura rebalsa la mesa, un sin fin de horizontes violetas lloran la muerte del zorzal, pues el campanario llegó. El circo de luces y ruidos, pues es eso, ¡Tengo más mármol que vos! ¡Esto si que es un palacio! Las estructuras gigantes, los ruidos y las drogas. Decían que la religión era el opio de los pueblos, bueno ahora tenemos opio para el pueblo y listo, leviatanes físicos se toman vacaciones donde la legitimidad no llegó, y así, así todo lo mismo, el ser, lo mismo y la nada.


Zurcido el dolor, parche en los vacíos, maquillaje y la vida sigue, el camino hay que seguir transitándolo, condenados a levantar la roca para dejarla caer y caer, caer en el estúpido error, que es error cuando hay un corrector, cuando está el deber. Así el marxista levanta la mano contra los burgueses y el neoliberal pide cárceles, y desprecian los poetas cínicos a los pobres que se emborrachan y golpean la cabeza contra la pared, porque ya es demasiado tarde, porque la misericordia es para el cordero de dios y no para el ángel negro caído. Así que se organizan los expertos y forman su club anti resto, y así seguros se jactan de ser ellos y vedar el ingreso.

domingo, 1 de agosto de 2010

La sombra

Él todos los días la pasaba a buscar por la casa, como un bacán o un capitán de barco, pero en bicicleta y para ir a la escuela. Hendían las calles, primero de tierra, después de asfalto, en el caño o en el manubrio. Ella siempre se reía y él disfrutaba su risa, los pelos al viento y los pastelitos de membrillo. Así fue que le batió que la quería, con mates en la laguna, la besó.
Ella soñaba con andar con tipos tapa de revista, con personajes de la farándula y trajeados de chequera. Él era un pobre vendedor mentiras metafísicas, así que cuando se fueron a estudiar ella lo dejó. Él nunca se lo pudo perdonar y se hundió en la tristeza más profunda del tango y la ginebra.

Ahora ella se encuentra sola en una pieza, clava un Valium y se acuesta a dormir. Es Sábado y suena en la radio un tango que él le compuso y empieza diciendo:
Muñequito de trapo ¿Por qué no te vas a dormir?

martes, 20 de julio de 2010

Zapatos de goma

- Che ayer se me secó el delantalcito y las medias de la Kari, tal vez ya llegue todo-
- Si ? Que bueno! Siento que de a poco vienen las buenas-
- Pero tengo miedo por el Pepe que vuelve cada dos o tres días;p ero que le voy a hacer estoy viendo como mandarlo a la escuela, pero viste, el pendejo hace la suya y no tengo nada para hacerle lo contrario-
- Ehh! Bueno si, que se yo che! Fijate! Acá no lo podemos tener, yo no quiero más pendejos para alimentar ¿Che en la estación estaba el Cholo y los otros negro?
- Si, me fui a la mierda, no les puedo ver la cara-
- ¿pero qué te pasa Pendeja? La concha tuya, son mis amig…-
- ¡Que amigos ni que amigos! Siempre te sacan guita para el chupi y terminas como un boludo –
- Hija de puta! No te voy a permitir, forra del orto-

Golpe tras golpe, entre colchones, ropa tirada y las lagrimas sobre la cara embarrada de una nena de 2 años, se hundían en el mar, de aguas violeta y un cielo naranja en la plaza del Museo de Artes, entre Libertador y Figuero Alcorta, enfrente de una flor de metal que se abre con el sol, en diagonal con una imitación grasa del Partenón Griego, en el corazón del filosofo de mate y café, que sangraba, de tanto encarnar ideales y de tanto idealizar el sufrimiento, de metal oxidado clavado, escapando y derrapando, dejando su marca de estrella, y de sangre, muriendo muchas veces más de la real, si es que existe la realidad como otra cosa que no sea una forma de narrativa.

martes, 13 de julio de 2010

Barriletismo Barrial

Si no tenés contexto no sos (No contexto = No ser)

Acordate de la linea que separa al ente de lo que no es, ESA DISTANCIA.
Las caraterísticas pariculares, las propiedades que hacen a la madera flotar en el agua, o a la densidad de sus atomos que posibilitan el prenderse fuego con cierta cantidad de calor (Las vírgenes en la hoguera de la edad media), a flotar en el agua (los cuerpos arrojados al mar), a disolverse con tal o cual sustancia (el hombre en alguna masa).

Después no te olvides que entre todas las cosas que no son eso (No ser a), ahí estas vos (F(x) = Universo(yo)), que estás más cerca de eso que todas las cosas que no son eso, porque lo estás manipulando, porque lo estas pensando, como si fueses vos, como si fueses dios, y estuvieras haciendo palabra la ley oculta bajo la construcción de la realidad material, la esencia bajo la apariencia, el alma bajo la careta, alma que no existiera para vos sin vos, que no existiera sin tus caracteristicas propias y tu contexto ¿Por qué la ciencia no surgió en China? ¿Por qué uno de la villa no está en el laboratorio investigando con vos?

Así te diste cuenta que te estaban sirviendo café, y que tu dios tenía cuatro letras por pertenecer a tal o cual civilización y que porque tu familia valoraba a los hombres de ciencia y porque una empresa vio interesante investigar eso, vos estás acá, en este ¡AHÍ! SER AHÍ!

Investigas, entocnes, y buscas descubrir un secreto, controlarlo, hacerlo tuyo, hacer ciencia, conquistar, manipular la ley secreta, para vos, para tus propios intereses, pero más que nada para los intereses que te pagaron, para los intereses que no son tuyos, que son de los Dueños del laboratorio, los Dueños de la verdad de dios, que vos vayas a descubrir.

Resulta que son tan dueños que sus intereses no son solo suyos, son de la humanidad, pero ellos solo lo consiguen, porque están más cerca de dios, porque hacer guita no es cosa de ellos, es cosa de la humanidad y su naturaleza.
Que risa que justo ellos que son dueños de la verdad te impongan que la verdad, ¡que la naturaleza es la ganancia!, y que la ganancia se da de ¡aquel que tiene la verdad! y ahí tenes al mercado, que te dice que más tenés más podes tener, y podes hacer malos negocios pero vos tenías tanta verdad.
Así que cada vez tenés más, y listo, aquel que quiera ir encontra de los intereses va encontra de la naturaleza, es un pervertido, un anti-naturaleza, anti-humano, Otro, un Marxiano (de Karl Marx, el planeta rojo), Un extraterrestre, Un Marginado, Otro.

La ciencia conquista para los conquistadores, de lo que es real. La Fantasía es que coman los pobres (eso dice la verdad que tiene dueño) es que es natural que haya vencedores (eso dice la verdad que tiene dueño).

Que bueno que tenemos la poesía como para darle otro sentido a las palabras y que bueno que tenemos la mente como para mentir otras realidades, entonces la ciencia miente que ayuda a la humanidad, con manera de hacer poesía.
Toda la historai de la humanidad es una mentira hasta el descubrimiento del Barriletismo Barrial. Todo fue oscuridad, la edad Media se extendió hasta julio del 2010, la gente vivió en oscuridad, haciendo guerras entre ellos por tener miedo de encotrarse con las verdades más crudas ¡Alguien no te quiere!

Así que los Patafisicos y teologos de Amora a la vida, descubrieron el Barriletismo Barrial, hasta encontrarnos en la nueva civilización iluminada, una metodologia que maneja las leyes ocultas de dios para que el barrio coma y chupe, para que se baile chacarera y tango, y para que todos puedan dormir la siesta y vivir muchos años.

viernes, 9 de julio de 2010

Mirabeau y sus silencios

El agua hirviendo, que pela, que desdepega la piel de la carne y el sobrecito en la taza. Ahora baila con el chorro que viene de arriba, grita, y se desangra el saquito de té. Los jacarandá no lloran en invierno, sino talvez podría encontrar al universo en el dulce de leche de una medialuna, pero esta vez no, una lija que raspa el pecho, y de a poco no queda nada, solo agujeros, nuevamente solo agujeros.

Se desangró el saquito del té, gritando debajo del agua, sin que nadie lo peuda escuchar. Un coro de diarieros se cagan de frío corriendo detrás de la gente como un perro detrás de un camión, la tarde de sol y frío, de aire que se atraviesa por el cielo celeste y frío, de mármol, de café y ojos violeta, de árbol negro a punto de marchitarse, de enredaderas que crecen donde las rosas fueron plantadas, y de huesos que yacen arriba de la mesa, donde planificaste tu felicidad y te olvidaste de vos.

Me miro la mano y ella me mira buscando descifrar signos de algún mensaje, yo pienso ¿Quién soy? Me acuerdo del pibe de diez años llorando y veo la mano grande pensando que no estaba equivocado pero lamentablemente ya me hicieron soldado, los burocratas del realismo, que solo es un tipo de narrativa y nada más, nada más.

lunes, 5 de julio de 2010

la basura sin sacar, a vomitando

En el cuartito del fondo de la casa de Doña Ester, se encuentra Marcelo, sin la pinta de ganandor que lo hice el más querido y el campeón de chico. Se encuentra escribiendo, escribiendo se encuentra. De a poco le empieza a pasar sus escritos a su sus vecinos, y Pedro que es peluquero con aspiraciones transendentales le informa que la concepción entre cuerpo alma en sus textos hace referencia a William Blake y al infierno de dante, pasando por un construcción hegeliana de la identidad, donde la esencia se afirma resistiendo a la negación costante de la civilización actual.

Lo mira y dice Pucha!. No sabía, Pedro dice que va a mover sus hilos para que el pueda publicar algo, conoce a Caro la joven panadera que puede conocer gente en capital y al negro que dirige el equipito infantil del CLub Sportivo y por ahí se puede hacer algo.

Ya solo, nuevamente, escuchando algun tango.

Marcelo esribe sobre escribir:

A ver si escribiendo revertimos el proceso acumulativo y creciente de la soledad extrema sublimada en el tiempo detenido un segundo antes de morir.
A ver si escribiendo levantamos minitas, y eso que no te va mal y ayer fue una noche donde pusiste lo que le falto a la selección en la cancha contra alemania, Jugadas, toque, pared y gol

Pero me pesa la señal de Pink Floyd, ¿Cómo fue que empezace a sentir? ¿Cómo fue que poco a poco huí de reuniones para guarecerme en mi rincón favorito?
Si el titiritero se trasnvistió, ¿Cómo no lo voy a hacer yo, en mi forma de rebelarme, en mi forma de revolución?

Cuando las crines remojadas en silencio,
salgan de la bocacalle y del agujero de la alpargata
y cuando las crines del color dejen de apagarse
en un piedrazo aislado
o en una bomba de gas,
los niños de la plaza dejaran de regalar alabanzas
y empezaran a amar

Ahí estaremos nosotros con una guitarra y una gomera
mezcla grasa y magra de héroe de revolución
caído en los vicios del fracaso
y en las rutinas de la desilusión

Cuantas vírgenes violadas detrás de un mostrador!
Cuantas vidas encerradas en cajas de CartóN!


Algunas manos sucias manguean monedas a Dios,
se ve todo desde arriba, desde el matambre a la pizza,
papas fritas, vino compra con un billete con cara de San Martín.
Vista desde el que pago la cuenta y esta solo porque el resto labura,
para pagar la vida hipotecada por un televisor plasma de 32 pulgadas.


Hay barrio, como te quiero igual. A tus hojarazcas oxidadas, a tus chaterreros, a tus parrilas-desarmaderos, a los cartoneros, a los perros flacos amestrados para buscar comida

A los que somos che guevaras que bajan sus brazos frente al televisor, como cualquier boludo, somos los heroes caídos, dioses de cartón, con alas mojadas, rendidos, bebiendo y fumando las desiluciones.

Curriculum Vitae

Siempre estamos pidiendo y damos gracias por eso que nos mercemos, por nuestro derecho más elemental y necesario, al trabajo, a la vida, a vivir en paz. Cuando el verdugo decide irse a afilar el hacha le sonreimos por su piedad, por darnos libertad.

Siempre defiendo a al algún pueblo subyugado bajo los dolores de la obligación y la imposibilidad de trabajar en la ilusión, en construir una lancha a motor, un barrilete espacial o un perro bionico. Me pueden acusar de imparcial, hijo de mi epoca. Es la manera de establecer otro camino, en vez de dedicar nuestra vida sagrada en el sueño de otro, en alguna vacación solo para irnos de vacaciones y para tener jubilaciones de geriatricos berretas

Pero las crines del silencio que salen de mi alpargata le dicen a este mundo que la siesta no esta de más, el derecho al flan y corretear en el barrio sin el miedo a ser pisado por la violencia comprada en un supermercado de cualquier lugar. El envase dentro de un alma, la explosión de la bala es la fricción de la inmensidad.

No tengo más para decir, tal vez me confundí con creer en que podía construir otro dios, otro camino. Tal vez en la asignacion eficente de los recursos, de la especialización productiva debía estar destinado a ser profesor primario, o de teologias sociologicas y de pasos de tango que nunca voy a aprender.

No digo más que mis palabras, esta vez no, esta vez esta todo en la superficie, esa que golpea contra la cara y te saca los dientes, esa que te dice curriculum vitae y tenes que trabajar.

Todavia estoy a tiempo para ser fracasado, todavia tengo el ancho guardado para la mano final.

lunes, 21 de junio de 2010

Quiénes tus maestros, no me lo digas

Estos días conocí un trío de actores en un bar de mala muerte cerca de Plaza Italia. Mala muerte, de verdad les digo, uno entre varios bares de mala muerte, cada uno con su tipo específico, los que te ponen duro, los que te ofrecen cianuro, o atragantarte con masa de pizza para después curarte con un vaso de vino o de moscazo.
Voy al cine a escuchar a una mujer que se muere de cáncer. Camino por la calle del brazo de alguien, me paro debajo de las columnas inmensas de la facultad de derecho, y me invitan a pasar, un sábado, sentarse a escuchar música clásica con muchos viejos, que vaya a saber uno cómo se enteraron del evento, quizás sean egresados de la casa y reciban un newsletter por correo.

Todo parecería tan poético ¿no? Todo parecería tan dispuesto digamos, tan abierto, tan jugoso, así listo para que le inyecten un ramito de poesía, el aceite para que los engranajes sigan girando sin fruncir el ceño.

Dos clavitos colgando de la pared. Tres. Es solo cuestión de echarles un viejo vestido encima, de esos blanco que con el tiempo se han vuelto amarillentos. Y a partir de ahí creer en los fantasmas, y en otros mundos. Eso es la poesía, la poesía como forma del día, como dadora de forma al día, de sangre.
Nada de eso ocurre para quien se levanta sin ganas de cantar. Esa persona que tiene un cuadradito de cielo por su ventana todos los días y no puede cantar. La solución siempre es leer un poco más a Cortázar, el antídoto que ningún psicólogo se anima a recomendar por miedo a sonar demasiado intelectual. Abrir un libro de Pizarnik o de Juana Bignozzi, no sé. Abrir un libro que hable de Buenos Aires y no de Paris o de Londres. Que hable de Lima.
Unirse al imaginario latinoamericano como quien se tira de cabeza en un tornado, desde el techo de su casa. Unirse a cualquier imaginario, el revolucionario, el nacionalista. Unirse sin contarle a nadie, quizás mejor si es alguna secta pequeña, algo más bien modesto, personas que se juntan a clavar alfileres en la pared y después toman vino. Que en una de esas prenden un sahumerio y hablan con la lengua afuera de la boca. Personas de esas que nunca sabes qué te van a decir, que en el fondo tienen algo que las rige, una energía vital, pero no sabes cuál. Relaciones de personas como espejos que se miran y que creen abarcarlo todo pero que dejan un punto ciego, el del origen.
El éxito de Jesucristo y el fracaso de la iglesia católica de nuestros días.
Que si te interesa la música, la pobreza, la literatura o la corrupción por favor no me lo digas. Yo me voy a dar cuenta. Pero no te aparezcas todas las mañanas con la misma cara porque como hablas bajito y yo veo mal pero no tanto, siempre se con que venís antes de que abras la boca y estés al lado mío.
Las obsesiones te las podemos aceptar, pero ponelas a correr en el jardín de tu origen. Que te embarren las estatuas y te rompan todo el césped. Dejalas ahí, cavando pozos y cargando de energía con toda esa fricción generada. Incluso en invierno. Sobre todo en invierno, contra el rocío y la niebla y todas esas malezas que se posan sobre tu jardín.
Dejalas ahí, a tus obsesiones, y nunca me invites a pasar. Yo las puedo escuchar desde el living de tu casa, mientras tomamos un té o un maté, estoy muy atento a esos ruidos que hacen aunque simule solo escuchar tus palabras.
Lo único que tengo que pedirte es que no te pongas a ladrar vos también. No quiero que me muestres que te diste cuenta. Quiero que sigamos así, vos hablando, y yo escuchándote, a vos y a esos ruidos, preguntándome siempre cuál será la secta que te imparte aquellas órdenes,
quiénes tus maestros,
cómo habrán conseguido ejercer una influencia tan grande en ti para convencerte que debías ocultar aquellas bestias en tu jardín trasero.