lunes, 17 de enero de 2011

Apuntes violentos para un Auténtico Libro de Autoayuda

"Claro que sí, las palabras también tienen acento.
Ritmo.
Todo escritor escribe con ritmos,
incluso quien completa un Acta.
¿Vos podés leer esos ritmos?

Jototo, Dalai Lama de Berazategui


Que tal si nos dejamos de leer tantos clásicos y tanta basura. Si queremos leer basura, entonces deberíamos tomarlo en serio y buscarnos unos buenos libros de mierda.
Eso es una actividad respetable; y no lo de andar refregando la vista por páginas y páginas en idiomas, con justificaciones inventadas de que tal y tal y que la reputísima madre que lo re parió.

Señor vaya y cómprese un libro de mierda si eso quiere. Un dividí. Vaya y páguese una puta o un taxi-boi.

Pero por favor, hágalo. a - ga - lo.

Tómese la molestia de pensarlo cinco segundos, agarre papel y lápiz si le hace falta, y dibuje un diagrama. Aunque sea en código, no hace falta que el vecino lo lea.
O hágase un diagrama mental, si se despertó ecológico.

Pero déjese de joder con eso del cansancio, la tele a color (ele-ce-de;ele-de-de;ele-e-de) y las cenas semanales con la suegra y con las mismas personas que no soporta pero que sigue viendo por miedo a quedarse solo.
Justamente, quédese solo un ratito al día, a ver que pájaros le sobrevuelan el balero, para graficarlo con una expresión regional y de época.

Vaya y clávese un pase haber si se le descoloca algo más que la peluca y por lo menos se propone volver a poner todo en su lugar.

Reaccione, por favor se lo pido.

Y si se aburre, deje una chinche o un sobresito de garrapatas sobre la silla de su jefa, que es demasiado quedan nueve horas por delante y con algo hay que despertar a la oficina.

Reflexión de la semana: Dos violencias siempre son mejores que una violencia si vienen con diferente dirección. No se muestre reacio a las cachetadas ni a los golpes en la boca del estómago.

martes, 11 de enero de 2011

Brazo atado

Delinquí por tercera vez, eso en California es pena severa. Pensé que el cable del teléfono era un rulo de tu pelo, me tragué la bronca y tuve que disparar, contra la vida, la moral, el éxito, la familia, contra los siglos. Pero nada me arregló. Miro al mundo desde las raíces de un árbol mientrás Orión me guiña el ojo, y con el revés alotro lado delva lle. No existen paredes de metales, niños, caballos, tanques, solo la profundidad atada a mi brazo. En la cima de la soledad un ángel gris arriba del árbol contemplando la eternidad, suicidadose con gillettes de plomo y cristal. Tanto ruido, pero sin embargo los payasos de antaño siguen cantando, el Rey Mago de la ausencia buscará otros que atormentar y la sal ronronea en la llaga.

Cementerio, oxidado nobodyman, sé que pronto moriré, ni mis venas quedarán, ni los vagos recuerdos, esta calma, el viento recorriendo callejones, nichos de flores marchitas y pasto crecido. El cemento y el color nostalgia, desierto de cenizas, foto vieja, algunos tal vez, nada de eso, ni los brazos del sol pueden contener esta soledad.


miércoles, 5 de enero de 2011

Purgatorio

Para seguir escribiéndote necesito un disfraz.
Uno como de Jesucristo, con la túnica hasta el suelo.
Necesito que desde ahora cuentes los días de tu existencia en relación a los míos, y que te convenzas que yo –y todos los planetas- giramos alrededor por los siglos de los siglos.
Historia sin final o que termina en mi blando corazón, con música blanca.
El delirio del profeta, no es uno de grandeza. Más que eso si lo entendés como la realidad de quien se vuelve inaprensible. Con toda la furia en las palabras, se vuelve, te mira, y se muestra inaprensible.
Todos los que escondimos deseos, ambiciones y miedos impronunciables soñamos alguna vez devenir profetas. Y todo eso solamente para seguir escribiéndote.

El purgatorio y la promesa, todo listo para que no estalles en mil pedazos de sesos. Te permitimos algunos deslices, darle rienda suelta a tu instinto de vez en vez.
“Escucheme señor periodista lo que le digo, saque esa carita de indignación. Mi marido violó a la nena porque es hombre. Y bueno, los hombre tienen esas necesidades, sabe. Más que la chica es una putita, tiene catorce años pero no sabe como provoca, por eso que acá en el barrio nadie le cree esas lágrimas de cocodrilo. Todos los vecinos salieron a las calles porque acá se sabe que ella provocó, y que mi marido y sus amigos no tienen la culpa.”

Si hasta tu jermu puede entenderte.
Yo puedo hacer que todos tus días se vuelvan iguales. Todos en formación, equidistantes a un hombre que se levanta y se acuesta en una cama, ya sin siquiera abrir o cerrar las cortinas -siempre semi abiertas-, sin poder distinguir la mañana de la tarde.
Esperando. Con la certeza de que su condena tiene fin, aunque ya ha perdido la cuenta de los días. ¿Alguien puede imaginar este como un lugar alegre?