martes, 14 de febrero de 2012

Las inundaciones de ese verano

Pronto el cielo empezó a oscurecer, la pampa se veía profunda y de a poco el brillo intenso del sol se fue opacando entre las nubes q ya formban un remolino contraido en el panorama pampeano a ver desde el acceso a Bragado.
-Nos deberíamos rajar- Mueve la caña Fernando
-Pero no pasa na- sigue mirando el zanjón verde que se abría paso en un tubo por debajo del acceso y terminaba en un canal aledaño a la laguna. Pronto el viento bramó sin clemencia y el crujir de las bramas se interrumpía por un silencio que dejaba contemplar cómo estúpidos cómo el cielo se venía abajo
- Creo que tenes razón- observa su entorno y sus ojos brillan cuando empieza a contar - De un pescador amigo de mi viejo, escuché que en las tormentas de verano era donde más se pescaba. Es una conducta de la naturaleza seguir los movimientos del cielo, por eso las diferentes lunas modifican el mar y la pesca. Es que en parte se da un movimiento de gravitación en el magnetismo entre la tierra y el sol, al fin al cabo la luna llena es sólo un espejo del sol- mira al cielo y espera
- Pero también es la naturaleza que sigue a los movimientos celestes. Árboles que crecen buscando la luz, los girasoles, y también los peces que se mueven dibujando una copia de las formas. Pero también nosotros lo hacemos, usamos el calendario y la astrología y quien dice que también nuestra personalidad se da según los dibujos de las constelaciones-
-¿Será porque la tierra es blanda o por lo menos con el agua las manos del hombre pueden dejar marcas? Pero nunca se puede cambiar al cielo
-¿¡El amante que le baja la luna!? le consigue lo imposible
Nuevamente escuchan el viento y el apagón, ya empieza a llovizna. Juan decidido luego del discurso mira al cielo, recoge la linea, vuelve a soltar el riel y tirar con un movimiento torpe, la linea al canal -¡Hay que quedarse-
-Pero nos van a cagar a pedos, llegar todos mojados- Fer siempre era la cabeza y Juan se mostraba impulsivo y a la menor excusa tomaba decisiones que le terminaban en grandes reprendas de sus padres
- Si, tal vez si nos quedemos acá, pesquemos-
Fer lo mira reprobado -pensé q ibas a hablar de estar bajo el cielo y algo del alma bebiendo el apocalipsis que parece esta tormenta
- No ni en pedo, por ahi pescamos-
Empieza a llover fuerte, relampagos y mucho vieno
-No ya fue, rajemos-

Se suben fuerte a las bicicletas y contra el viento pedalean una y otra vez, parece imposible avanzar, sienten que retroceden y el agua los golpea, y nuevamente, uno cae y se levante, siguen y parece que no tienen más fuerzas y que no queda otra cosa que caer en el canal. Pero logran doblar y el viento los arrastra cómo aves y llega en dos cuadras a la casa de Fer a recibir una reprenda. Esa fue la última vez que tuvieron una oportunidad, que rechazaron la postura estoica de permanecer calmos frente a la tormenta y recibir sobre sus cabezas un beso de Dios, engrandecer sus personalidades con las formas, fortalecer el caracter con el viento en la cara y los pies sobre el suelo. Pero esa fue la última vez que rechazaron una oportunidad así, fue la última vez que se les dio en la vida. El resto fue sólo un epilogo y casi cómo si la existencia se hubiera desvanecido, la historia es el resumen de mi noción de la huida, escaparle a la muerte cuando en realidad es el único punto de inflexión de cualquier historia, la negación

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