miércoles, 6 de abril de 2011

Para v. f. y juana bignozzi

Un día, al costado del camino vimos burros comiendo flores amarillas, y entendimos que la poesía era eso, hacer caballos de burros, y azules de amarillas. El camino estaba ahí y el costado le seguía también, pero no nos confundimos mucho.

Si de algo quisimos aprender –y siempre fuimos tan ignorantes- fue sobre las reglas de la seducción, sus volteretas y anti-pantuflas.
Todo ese tiempo nos pasamos, inventando las declaraciones de amor más rompe-cielos de todas, partiendo las estrellas en mil pedazos y haciendo picadillo y confeti solo para que te rías un rato, y reírnos también.
Todo eso para que doctores italianos nos dijeran que solo nos gustaba mojar una vanilla en cada vaso de leche.

Todo eso pasó, y acá seguimos, paraditos, teniendo que escuchar el eterno sonido de un planeta que se queda quieto mientras nosotros aprendemos sobre los misterios de la velocidad de luz, y cada tanto volver a proyectarnos en algún traste viejo y recordar que esas cosas siguen ahí, la culpa el pecado y tanta caperuza desteñida.

Nos quedarnos ahí mirando, alumbrando -y no es que seamos luz, es que vamos con la luz. Escucharte convencerte de que igual eso -yo- no es tan importante despues de todo, si hay tantos otros como vos, e imaginarte así una y otra vez,y recordarme a mí convenciéndome tantas otras, prometiéndome siempre que era la última.

Todo porque estamos cagados de miedo. Porque todos ustedes están tan cagados de miedo como yo y solo tienden en sus lavaderos sábanas negras, y ni siquiera se atreven a oler el jabón blanco y a dejar que un rayito de sol les golpe el lóbulo de la oreja a las nueve y doce de la mañana.

¿Pero sabes que?, hoy justo estoy de buen humor. Me voy a quedar ahí, al ladito de la luz imaginándome que yo te lanzo esos rayitos. Voy a estirar los brazos y las manos y voy a hacer fuerza con los músculos de la cara, y te los voy a tirar y a tirar hasta que tus sábanas negras se vuelvan grises, violetas y naranjas; voy a hacer que el olor a jabón blanco entre por tu casa –porque le gané una apuesta a la brisa, y me debe una - y ahí mismo te voy a enroscar en eso. Vas a dar tres vueltas en el lugar y te vas a encontrar bailando sin música.

2 comentarios:

  1. no es tan solo una luz prestada o (in)debidamente apropiada ... hay rayitos ahi... rayitos solo vistos en las compañías más estrafalarias ... seran estas una condicion para la luz?? me pregunto cuando te leo, sonrio y veo un rayito mutar mis sabanas ...

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  2. aunque pienses que no te leo, te leo, y estas cosas me gustan. muy lindo sant
    mart

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