domingo, 6 de mayo de 2012

El posible inicio de un libro imposible



<< Dame el descanso eterno señor, que me ilumine la perpetua luz, atiende a mi llamada, oigo el coro celestial, una trompeta que abre el cielo. Yo soy mi Juez, no puedo enfrentar a aquél al cual temen los justos. Jesús, que te redimiste en la cruz, que perdonaste a María y al ladrón, ten piedad de mí, que yo también cargo una cruz >>

Ruta 5, Km 214, Partido de Bragado. Irrumpiendo a la pampa bonaerense de palabras largas y pausadas, una casona antigua en la banquina. Parte de ladrillos otro poco de revoque viejo, humedad, un gallinero y un perro en la parte de atrás. Pocos autos pasaban, siempre la luna, soja y alambrado.
Adentro un par de minas, un vaso de metal bailando al compás de una cumbiancha, cuatro mesas distanciadas, el techo alto, lúgubre excepto por la música y el vaso que ahora brilla al canchengue de los colores que vomita la rocola y que lo hace transpirar de vino tinto.
Unos pibes llevan a un amigo a debutar, ritual de iniciación, pieza de paredes con humedad estufa de kerosen, una cama torcida y un ropero que Duraznito, camionero gordo y joven,  es el único que sabe lo que tiene dentro.
El Cafisho y su mirada se apoyan en la barra y mandan a la matrona a laburar. La vieja se dirige al gordo 
- ¿Querés mojar la chaucha?-  Labios pintados, boca paspada. El contesta que hoy no, hoy llueve y es diciembre, tiene que estar despierto para la ruta.

 <<“Arroz con leche, arroz con leche, me quiero casar, con una señorita de san nicolai” largo guardapolvo blanco, el pelo atado con una colita rosa, las medias blancas bien altas, el primer día de colegio de la nena. Jugando con los perros y los gatos se le hace tarde para empezar, la vida sin preocupación, ninguna, nada y todo, tan todo en la dulzura constante de sus juegos y risas, pan con manteca y matecocido con leche, tan poco y tanto >>

El Seis, el seis de diciembre pensaba el gordo y se escondía en esa mesa del rincón al resguardo mientras miraba a las minas y a los pibes, casi una década había pasado y todo igual, en la misma miseria. Primero murió la hermana y después el papá la fue a buscar. Matarse de a poco, Luisello lo había logrado a tinto y wisky berreta. Él todavía no. Sonreía porque no le quedaba otro pero la mirada se caía al piso. Se tuvo que ir.

Ruta 5, km196, Partido de Bragado. El amanecer de esa noche pegajosa, minutos después. Cardos de soles violetas, olor a alfalfa, el horizonte de inmensa tranquilidad. Yuyos desgollados caían en la banquina, después de un choque. El gordo quiso ser él, porque le tenía que tocar a una nena. Hacía mucho que no rezaba, pensó en el diablo. La vida de él a cambio de que ella resucite.
Se le fue el manubrio del 1114 modelo 88 rojo, préstamo a pagar en diez años, mandar a la nena a estudiar y ahora tanto pérdido, el hijo de un concejal la mató a Belén en el acto y después a toda la familia, no fue preso, pagó nada.Ahora Duraznito se la pone contra un Fiat Duna rojo, el pacto con el diablo se cumplía, por lo menos por su parte, de la otra siempre hay problemas burocráticos y no llegan los pedidos.

Dicen que uno antes de morir recuerda pedazos de su pasado y sabe los secretos que siempre deseó conocer. Pero a él, a pesar de todo lo que le había pasado y ahora con su cuerpo en pedazos, sólo se le vino a la mente el caserío del km 214 en donde había estado minutos antes.
Lo primero que hizo fue putear en todos los idiomas al darse cuenta que se estaba muriendo, pero observó que el tiempo se había detenido y podía ver a los cuerpos sin movimiento. Las luces de la rocola se apagaban de a poco, el vaso lo saludaba. La percusión de cumbia se iba, se desvanecía el cafisho, las trompetas en silencio y se apagaban las luces de la barra, el rayador y los pibes, de a poco la rocola se iba quedando sin colores. Se apagaba el rayador de la cumbia y quedaban el pianito jugueton sonando y las putas. Le sonó a música de angles, trompetas y se acordó que todos los niños van al cielo. Pudo ver el llanto de las putas que nunca antes había visto y se dio cuenta que eso era una misa en su honor, para él, Duraznito, para su familia, Belén y Luisello y sobre todo para Dios.

Ahí nomas se murió, todo siguió igual, excepto por el Duna rojo.

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