viernes, 30 de septiembre de 2011

Paliarla y pedaliarla en el pantano Buenaventura (o como cambiar los libros de auto ayuda por los cuentos para niños)

El escritor habla de la escritura y el filósofo de la vida.
El hombre común se queja pues ama la poesía.
M.E.W. trabajaba para el Imperio, ahora ha muerto.

Como todos los días, hoy hace un calor agobiante en el pantano Buenaventura. La serpiente se cansa de todo y critica a la gacela por veloz, pero ama contarle un cuento por la noche. Sabe que la enfermedad más grave es esa en la que pierde la lucidez. "Con ella hago todo menos comer", dijo la serpiente a la abeja que también estaba enterada.

Los cuentos de animales tienen éxito entre los poderosos. Sus hijos aman oir esas historias e imaginan a los osos como osos de peluche. Sus padres aman esos cuentos porque saben que, cuando el momento llegue, podrán enseñarle significaciones nuevas y profesionales.

La ropa está tirada por todo el piso,
 y el niño vive en el piso.
 Se imagina cariñoso,
 el abrazo del oso.

 La cartera de la rana está hecha de cebra, pues los reptiles muestran una sutileza nueva en los tiempos que corren, y se erigen como los nuevos vencedores. El animal lúcido por antonomasia, sigue siendo el canguro, y eso preocupa a la lechuza Flora, top modél del pantano Buenaventura.
¡Qué será de mí!, se pregunta Flora al verse enfrentada a tal situación, no ya tan gata. Ella siempre trabajó muy duro es su pose de esfinge para ganarse aquel lugar. Pero la sabiduría materna ha sabido, con su rastrilleo constante, hacerla caer del árbol al lago, y como ella, la lechuza visca, decidió mantenerse firme en su posición de anciana ave que no puede volar,
acabó de encontrarse frente a frente con el yaguareté,
                           que la esperaba hace tiempo al pie.

 El yaguareté es una yaguareté. Una yaguareté hembra, llamada Irka. Su séquito ha sido entrenado en ucraniano,y dan la pata a la orden de “dai labú”. Irka es vanidosa en su espíritu rastrero que sabe muy valorado en tierras latinas. Su temperamentalidad obliga a quienes la rodean a tomar distancia y es por ello que se ha vuelto la reina de aquel charco que todos confunden por lago y ella gusta llamar dique. También gusta llamar guardia pretoriana a las dos weimaraneres que siempre la esperan en la orilla, hipnotizados por su forma de arrastrarse. Merlin y la Pinta, las ucranianas.
 Las ucranianas no esconden su reverencia por Irka, y si bien el resto de los animales del pantano las creen unas gordas ingenuotas que se han dejado seducir demasiado fácilmente, ellas traen consigo toda una historia de vida. Es una de animales combinados, o mejor dicho, combidados, o mejor dicho, de peces león y peces gato. Pues Irka fue la única que se atrevió a extirparles el tumor que cada una de ellas llevaba, Merlin en la pata y la Pinta detrás de la oreja. Y con ellos se llevó el dolor, de un tarascón. Viejas y agradecidas, han cedido sin mucho refunfuñar a cruzarse de patas al costado de la pelopincho y fingir hacer guardia. Merlin y la Pinta están cansadas, y difícilmente podrían levantarse o despertar respeto con su mirada. Son una guardia vieja y descuidada, y lo saben. Ellas no se sienten esclavas de nadie tampoco. Solo han decidido mudar la entrada de su casa al costado del lago y chusmear ahora ahí, invierno y verano. Los días de frío; y los de calor un poquito más a la izquierda, debajo del árbol, que se acaba de caer, con lechuza y todo. Esperemos sus ramas no hayan pinchado la piletita, y que Irka disponga dos paraguas amarillos, o mejor aún, un paraguas y un abanico para que nuestras dos viejas puedan seguir así, paliándola y pedaliándola en el pantano Buenaventura.

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