Para Facu
Juan Patrico, un desertor de una guerra
argentina entrevistado por un periodista de La Batida, una revista que lo ha
designado como El Emprendedor del Año.
Juan Patricio está vestido con una calza y un sobretodo
militar, y mientras responde a las preguntas del periodista que ha venido a su
casa, practica ejercicios corporales que incluyen una amplia gama que va desde
las flexiones de brazos hasta ejercicios de estiramiento, casi de yoga.
Pero el
periodista no está.
[…]
(recita)
Cuánto más se siente la pampa que el ripio.
Cuánto que la arenilla en la que solo se puede
escribir tú nombre con ametralladora,
Manuela;
En Las Conchillas,
en la República
de Río Negro.
(Se pone
serio)
Que le voy a
decir, me costaba muchísimo explicarme romántico ante mis compañeros que solo
veían en torno suyo desilusión, y en mí, extravagancia.
[…]
Lo único que
me mantuvo vivo aquel tiempo, fue ese nombre: Julieta.
Sí, y las canciones gitanas que me gustaban por
sus ritmos, y que por eso aprendía en lenguas.
(canta)
Dami dame undi
enlarena del tiempo
damidami undo
enlarena del sol
dami demi undo
enlarena del tiempo
damidami undo
en tu calor
Dami dame undi
enlarena del tiempo
damidami undo
enlarena del sol
dami demi undo
enlarena del tiempo
damidami undo
en tu calor
[…]
No sabe cómo
le agradezco que haya venido, y en representación de La Batida, que honor. No
le ofrecí nada para tomar… A veces
parecería que ya nadie nos escucha… Y tenemos tantas cosas para contar, imagínese.
Cuánta
desazón me produce, que ya nadie me tome en
serio cuando me refiero a paradas de colectivo y hoteles transitorios como metáforas
sobre el crecimiento espiritual.
[…]
Sí usted
supiera toda la crema de afeitar que tuvo que pasar por mi cara antes que
descubriera el Efecto Mascarilla; para que entendiera el mensaje de aquellas pompas
montadas en aspiradoras que solían visitarme en mis delirios de enfermo, y que
le tengo que confesar, fueron las que me revelaron la fórmula que hasta hoy
utilizo.
[…]
Así es. Fue
en los días que empecé a montar mi instrumento para la huída, aquel disfraz de
Pororoca. Visto retrospectivamente, como quien dice, podríamos incluso señalar
aquel, como el puntapié inicial de la próspera profesión a la que me dedico en
tiempos de paz.
[…]
Es Exacto. De-li-ve-ry de camuflajes.
[…]
Bueno,
utilizamos mascarillas de ripio moldeadas
con una calibre veintidós. El proceso ayuda a abrir los poros, así que el
beneficio es doble.
(Nostálgico).
Pensar que todo comenzó en mis intentos por disfrazarme en los baños de aquella
base militar del respetable ejército argentino. Se imaginará que no contaba con
mucha materia prima. Todos creían que lo que buscaba era cortarme las venas con
una gillete. Ya ve como los engañaba.
[…]
No, no, no,
nunca estuvo entre mis planes. La muerte, siempre a distancia, esa es mi
filosofía.
Luego cada
uno la aplica como puede, en eso podemos estar de acuerdo.
Lo que me
impulsó, desde que tengo memoria, fue una caricia en el semblante que sentía
siempre al despertar, y que volvía a dibujar en mi memoria las facciones que empezaba
a olvidar. Martaa…
Tampoco puedo
negar la influencia que tuvieron en mí los dibujantes de la Warner.
¡Oh, Nuestra
queridísima Warner!, siempre te supimos argentina. Y si seguimos reclamando las
Malvinas es porque sabemos que todos tus personajes han corrido y re-corrido en
patas aquellos áridos territorios.
[…]
(Empiezan a
bajar las luces)
Mm…siempre
confundí la geografía del continente argentino. Pero ahora que lo pregunta,
creo que el himno Chubutense hubiera sido silbado por orcas y delfines.
[…]
¿El porteño?...
un tango supongo, no sé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario