sábado, 16 de mayo de 2009

La inocencia del que hace magia

No soy un retórico, no gano reputación ni plata ni amor propio a la hora de que ganen los acusadores o los acusados, solo soy un coliflor, que de ser tan coliflo y tan flor, se convirtió en colifato, y no confundir con coliflato que es una consecuencia de los excesos y aunque como dicen Wiliam Blake, en los excesos está el palacio de la sabiduría, mi baño no es tan palacio.

Hay momentos donde vemos sacar flores del bolsillo a una amiga, a una chica. No es necesario ver el acto, mirarle la mano ahora repleta con flores y en posición de regalo, tal vez con solo mirar los ojos ya se puede tomar el presente. Sé, por experiencia, porque me contaron, porque lo viví, que juntando las flores pueden pasar cosas muy lindas o muy feas.

Las flores pueden pudrirse e infectar toda la casa de gusanos o cuidándolas con su respectivo amor, los colores, naranja, naranja clarito y oscuro también, violeta, bordo, azul y lila, se mantienen como salieron del bolsillo, y poniéndolas en un orden determinado, se puede formar un amanecer o un ocaso. Este último símbolo depende del estado en la relación donde se este y bueno de la dedicación full time a cuidar los regalos tan necesitados, tan aromatizados y frágiles.

La maga, el mago, en este caso, la maga que saca flores del bolsillo, puede no haber tenido dicha intención. Muchos meten la mano en el bolsillo y sacan purosarcoíris que solo unos pocos pueden apreciar y aunque la intención sea obtener un paquete de cigarrillos, el rainbow se va a formar. Muchos me podría decir, que bueno, que un rio es más que eso, que un sonrisa puede transformarse en acuarales o pinturiales y todos los ales que se nos ocurran, y es verdad.

Las flores pueden tener forma, color, olor y textura; puede ser que una chica vea o entiende que ve, ya en este punto es lo mismo, una explosión de pajaritos pechito azul que salen de la corbata de su amigo. Pero ninguno canta, mientras que el pibe puede percibir o recibir, es lo mismo, el olor, el color, hasta sentir casi la textura de aquello que se da. La chica hace todo lo posible para que pueda existir comunicación, la de enserio, porque bueno, el es un amigo y tiene tantos pajaritos. Pero están en otros planos de sinestesia, mucho no se puede hacer.

Aclaro rotundamente, no es culpa de nadie ver flores en vez de facturas o no ver flores, de sacar arcoírises del pantalón o no hacerlo; todos intentamos pasar el momento de la mejor forma y en ese impulso arrancamos un cachito de Aleph que nos habíamos olvidado en el pantalón; “que boluchi, espero que mi vieja no haya lavado el pantalón así el Aleph no está arrugado”…

La comunicación y la consecuente unión grosa, se puede dar, y esto es una condición necesaria y no suficiente, cuando los que miran lo que los mira están en la misma sintonía; donde es el mismo Aleph, y se puede ir desde la forma hasta el olor sin problemas. Pero el tema siempre está en la textura, en el tacto, ahí pueden intervenir otros factores: el miedo a conocer lo divino y por lo tanto poder percibir también lo satánico; la ausencia de ese acto va a ser la ausencia de la existencia pura y el miedo a perder eso se transforma en un miedo a experimentarlo. La textura es tacto de almas también y la ausencia de esta ahora, machaca las flores tan rápido como salieron.

Esconderse debajo de un techo es una forma de escapar del riesgo de la tormenta, del riesgo del descolor, del gris, de la necesidad del beso y la imposibilidad de conseguirlo.

El sol se niega, el techo protege a plantita que por fin está salvada de la tormenta, ahora se dio cuenta que la tormenta era una de las tantas cosas que llevaba a que se apaguen colores, la falta de SOL era otro factor. El miedo al Fin, se confundió con caminos, la falta de sol es peor que cualquier tormenta.

No temas sufrir por desamor, teme la falta de vida, solo así podrás amar, podrás alcanzar tu color, mi violeta azulada color carmín.

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