viernes, 4 de junio de 2010

Los de acá

Nosotros que vivimos de este lado, del mundo del miedo y los antropólogos marxistas. Nosotros que decimos que sí, que la vida es acá, en este el cuerpo. Que podemos decirlo porque nuestro cuerpo no es tan feo después de todo.
Hola que tal, como te va, vivo acá y me aprendí las reglas del barrio. Un gato que come pintura tóixica, noches interminables de no pensar y una vieja que me cuenta que ella hacía de jardinera para ir a hablarle a las ratas.

Darse cuenta que el purgatorio es el lugar en el que seguimos teniendo miedo y esperanza aún después de muertos, y que la mayoría de gente no pide más que eso.

El teléfono que suena cuando ya sabes quién es. Un gato viviendo con un alcohólico.
Un nene con miedo a hacerse grande y que le estampen el corazón.
Un gato moviendo la cola frente a quien no puede reconocer, él que siempre se jacto de ser el irreconocible.

Estrategias. Bombas de espuma que se inflan hasta desaparecer, pero no sabes cuándo. Seguir tirando bombas, a veces completamente desorientado, borracho de realidad y días de cerámica. Seguir prendiendo fósforos en la noche congelada, esos que se apagan antes de llegar del piso. Buscando azarosamente una fuga de gas en el pasto que caliente la escena, al fuego del bosque dibujado de acuarela, y te haga caer para el infierno.

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