martes, 1 de junio de 2010

Es junio y no quiero escribir, pero no puedo dejar de hacerlo

La biblia para mi se convirtió en el calefón y un abrir y cerrar de ojos, me encontré frente a mi pasado como un ciego frente a un espejo clavado, en el simple derecho de vivir, bajo la sombra, bajo la inercia y la cobardía del suicidio.
Me ví, la pena y la locura envidiaban a la primavera, y en un sutil mirar encontré el infinito y la eternidad, así, en bandeja.

Después, me tuve que ir, ya sabes como son las cosas, siempre hay que hacer e ir, y las cosas no, solas no se hacen.

Sigue esperando el purrete, que fui, que soy, e imaginé y soñé otras vidas, otros pasados, otras decisiones, por la culpa y la deuda, la cuenta del fiado que se esconde dabajo de la cama.

Gracias por todo después, después que la luna se caiga, ahí te agradeceré, cuando haya cambiado algo, y el plano de la solapa, y la cinta skotch y la pluma…

Pobre mi vieja si me viera así, la abuela y el gato que aunque me olvidé de darle de comer, creo que no me guarda rencor así como lo dejé morir, lentamente, como se mueren los animales que más sufren, a los que se les cae el pelo y la piel, lentamente.

Ayer me ví mirándome y ahí vos, otra vez cursi pero presente, lejana imagen que se deteriora, descompone y hunde en las aguas del Río de la Plata

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