domingo, 30 de mayo de 2010

Tragedia bien entendida

El piso se convierte en un espejo que refleja como quiere. Las luces de los autos son proyectadas con líneas infinitas, líneas que no continúan para siempre, pero si hasta donde se las busque con la mirada. Es que llueve.
La posibilidad de jugar a ser el hombre neoliberal, dar vueltas, girar sin ser encontrado nunca, saltar de dimensiones con permiso para matar, a lo 007.
Con valores y amistad eso sí. Ama perder el tiempo aunque le cuesta. Con tendencias a las obsesiones de acumulación aunque no económicas. Tendencia selectiva a la obsesión selectiva que él no decide. Que eso es Jambes Bond, la violencia en la imposición de obsesiones no alcanzables, que tanto duelen. Una licencia para matar y finales felices, donde eso quiere decir mujeres y champaña en hoteles caros, en islas del caribe pagados por alguien más.

Pero igual sigue creyendo, porque fracasa a escaparse de eso, el buen nihilismo lo lleva al mal nihilismo antes que a otra cosa, y así no hay ganas de vivir.

No puede hacerlo todo, tampoco busca tender a los extremos para alcanzar el equilibrio. Ya no. A veces confía en sí mismo, pero él no decide cuando. Le gustaría tener un enemigo contra quien luchar, un equipo de fútbol del que hacerse hincha.

Esa es una mezcla confusa, anacrónica de su presente y su pasado.

Su vida, que al final se resume en la administración de arranques de energía cuyo origen no comprende, y sobre todo, en la ilusión de poder comprender ese origen para así controlarlo. La ilusión del control, que prende rápido en el hombre, una ilusión que él no invento, pero a la que quedo pegado, como electrocutado.
Seguir tratando de Comprender, con toda la historia de la civilización detrás.
Racionalismo y Misticismo que tejen alianzas en las luces tenues de la noche.
Sahumerios, bailes, ciencias, libros de autoayuda que no lee pero sí escribe, multiculturalismo y cultuculturalismo,
sabiduría de las cuatro de la mañana y sin credenciales.
Sobre todo, cuestionamiento de autoridad y de toda la violencia que le fueron metiendo como miga de pan empujada dentro de la oreja por un pulgar enorme.
Armonía anarquizante, o anarquía armonizada.
Alguna de esas cosas.
El final siempre abierto, cerrarlo es la muerte, concluir solo se puede ser el final de la vida. En otras palabras, el culto a la juventud. El no pensar en la vejez y menos en la jubilación.

Neoliberalismo, socialismo real, un padre que le da 6 pesos por día a su hijo de ocho años y le dice que si aprende a administrarlos tendrá el dinero suficiente para acompañarlo a Brasil al final del año. No el suyo, algún otro.
Todo eso como la tragedia de la búsqueda, que se hace de todo eso, de ir batiendo y bailando, con la firme creencia de que es posible crecer sin perder la locura y sin volverse loco.

1 comentario:

  1. este tiene algo, pero es tan malo como los mios, el que se llama "Los de acá" esta realmente bueno y otros mas, como burbuja de goma y realmente otros que no recuerdo el nombre estando a las 8am con un sueter que no uso en publico

    Fede

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