lunes, 10 de mayo de 2010

Una invitación.

Pensé en palabras sin edad. Tardes lluviosas de acuarela. Otardes, sí eso dije, otardes de otoño que gotea.
El otoño que no gotea,
(¿no vieron lo mal que suena?)
que reverbera,
de a vientos a los que se les empiezan a agregar bufandas y gorros.
Mis amigos llegan a casa una tarde que no para de llover en amarillo.
Vienen y pintan. Toman chocolatada, té o maté.
Algunos café,
y hasta le agregan fernet.
¿Cuántos años tienen, qué vienen a mostrar?
¿Pueden tan sólo sacarse el abrigo y empezar a pintar?
O será que nos quieren decir algo con ese sacarse el abrigo bruscamente,
"afuera hace frío quiero mi chocolatada.
Y un resoplar por la boca,
"yo sí estoy cansada de la semana.

¿Cuántos años tenemos?

¿Mi mamá sirve la chocolatada para todos?, ¿Ella habló con los papis de mis amigos para que todos vinieran a jugar esta tarde? ¿Por qué no vino Felipe, que me cae tan bien?, ¿será que tiene piojitos, y por eso no lo llamaron, para que no nos contagie?

¿O será que cada uno de ellos tuvo que dejar a los chicos en la guardería para ser libres de nuevo, como quien dice, y poder venirse a pintar?
Porque pintar es cosa de grandes con mucho olor a cigarrillo. ¿No será que los dejaron para que no se burlasen de ellos, sus mayores, al ver lo mal que dibujaban? Puede que los hayan dejado para poder sacarse el abrigo sin comentarios, sin resoplar y hablar sobre el tiempo que hace afuera. En el fondo, un mensaje que se hubieran sentido obligados a dar a sus hijos, si ellos hubieran estado presentes. La vida es pesada como esta campera, ya vas a ver cuando dejes de crecer todos los años y te compremos una de calidad.

Puede también, estoy seguro, que las opciones no sean excluyentes. Que los niños, ya adultos, dibujen cuerpos de hombres y mujeres desnudos, algunos deformes, otros enroscados. Como manifestándose en contra de las metáforas del restaurante de comida rápida de la cuadra. Y del pibe en moto que te trae palabras en combo y ni siquiera tiene la culpa de que la hamburguesa te llegue fría.

Que todos se sienten, sin hablar del tiempo, de los pronósticos, y se pongan a dibujar dinosaurios al borde del mar, dinosaurios con océanos en mente.

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