sábado, 18 de septiembre de 2010

La vuelta al pago

Con la panza colgando, y la copa con un vino intomable repasaba los momentos más importantes de su vida y se hablaba, se repudiaba, hasta que en esa conversación con la sombra se acordó de algo que le resonaba -Una vez soñé que yo era un texto y alguien se enojaba conmigo a causa de ello. Me parece que se sintió traicionado por mi revelación

En ese texto parecía hallar de paisajes con una estratégica tonalidad y con metáforas calculadas que deferían a mí, a mí enojo y malestar-


Se dijo eso y se dio cuenta, él o alguien se dio cuenta de que el niño había crecido, no se sabe si fue por un partido de ajedrez donde segun dicen se encontró con solo eran peones negros o simplemente creció cuando choco la cabeza contra la pared, o cuando al recuerdo de la casa de la abuela se le sumó o le sumó el paso del tiempo y el olvido.

Que tipo diferente era ahora el gordo, y lo habíamos conocido tan randiante. Antes se reía con gran entusiasmo, disfrutaba cada segundo, los vivía con color, toda la energía en la mirada, en las manos. Ahora no, no podía ni sonreír, quedó muy al descubierto, y le quedaba solo desistir y rogar, rogarle al destino o sino caer en la negación, absurdamente y en vano, de que todo termina de rodillas.

Sabía que había perdido razón de vivir en la epoca de la ciencia, se había sentido totalmente vacio e insastisfecho, a pesar de todas las cosas que había consumido, y se había sentido solo a pesar de la super población.

Así se decía, mientrás reprochaba haber desperdiciado todas las capacidades y habilidades uq tenía como naturales, de que el vino paso a su cuerpo y el alma a una botella. Se dijo

-Nunca creí en la lógica, ni en el mar, ni en la distancia. Pero que solo me quedado en este lugar, en esta busqueda y esta manera del estar, ser y parecer, tan mía, tan solitaria, única como... y al fin al cabo, la nada y el todo son una linea, y los metros son, y la puta que lo parió, del arbol del saber la diferencia del bien y del mal, ¿Para qué? ¿Para qué la rebelión ahora?-

Empezó a llorar como nunca, la gotas no eran ni contenidas por el vaso. Se agacho, puso las manos juntas pareciendo que iba a rezar y se dijo: -No soy amigo de la caridad, me ha oxidado tanto el alma que ya no la puedo perdonar-

En la otra punta de la ciudad se suicidaba otro tipo solo, que siempre había hecho lo que tenía que hacer, una casa, la misa y Dios. Pero le pico el famoso virus de la duda que lleva a las locuras, en este siglo XXI donde el hombre es un hombre de razón.

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