domingo, 21 de marzo de 2010

Quetamina de veterinaria

Una señora grande con ganas de hablar. En la veterinaria. Tiene las cejas dibujadas. Viene a buscar proteinas para que los perros no se le pongan flacos durante el invierno.
Son de carrera. Son como sus ñietos. Uno se llama Malo, porque daba tarascones de chiquito. Las competiciones ganadas, se las pagan con cucardas en el cuello.
Las cejas pintadas, de negro o de rojo el pelo corte, de seguir hablando.
En seguida sentimos pena de esa persona que se queda porque no tiene nada mas que hacer, y se le nota. Quizas deberiamos sentir pena de nosotros mismos, que esa violencia en la mirada que ejecemos sobre los otros tambien nos la metemos por la oreja y duele. Todo por no darle un poco de dignidad a la persona, por no hablarle de cualquier cosa sin preguntarle cuantas fiestas alternativas tenia esta noche.

Las proteinas no estan, asi que pide analgesico para caballo.
-¿Tiene caballos también?
-No, es para mi. - Muestra el pote vacio, amarillo de tapa blanca. – Mucha gente lo usa ahora, se dieron cuenta que es muy efectivo. Lo venden en la farmacia.
¿Ah, sí?, y por qué viene a comprarlo a la veterinaria, pienso.

El criador esta arrepentido de haberles vendido unos perros que ganen tanto de tan chicos. Ella solo puede ir a las competencias disfrazada, para que los cachorros no la reconozcan. Cuánto debe disfrutar las pelucas de colores. Los hijos crecen, tambien los nietos. Y los perros, aunque los llames nietos crecen siete veces mas rapido. Aunque te la hayas arreglado para seguir viviendo con uno de tus hijos.
Ya le pregunte todo, no la retengo mas y se va, entra una chica, hola le digo, mas haciendome el vendedor que por la intimidad que la piecita impone. Hola dice, sin creerme nada porque estoy sentando esperando con un perro entre los pies.
¿Qué necesitas?, le digo, insistiendo con mi papel. Contundente aunque demasiado de verano, demasiado tirado en la silla.
Desparacitante para mi gato. Ah tenes un gato, yo tambien, el mio seguro toma lo mismo.
La sonrisa es muy linda ahí, de esas que pense que tardaban su tiempo en aparecer, y nunca en el barrio porque el barrio no existe y porque a las mujeres se las chamuya en el bar o en el boliche. En la calle se silba o se toca la bocina, pero eso es todo y el barrio no existe.
Ella sonrie a mis sonrisas. Del desparacitante paso a la historia del analgesico para caballo. La hago reir, pero después le cuento la version completa, como diciendo que la vida no es tan facil de partir en pedacitos iguales y recortar por los bordes.
- En realidad es una pomada que se hunta en el cuerpo. Por si se le caia una puerta encima, me dijo. Raro, pero tampoco es para mandarla directo al psiquiatra. ¿Quiénes somos nosotros para mandarla después de todo?

Le dan las pastillas, saluda con una sonrisa y sale. Se queda parada ahí afuera. Un monton de segundos. Yo la miro por la ventana pero ella no, solo se queda ahí parada. Ni siquiera agarra el celular como para justificar el quedarse ahí parada. Lo de la veterinaria no estaba en el manual, pero quizas deberia salir a preguntarle si no quiere seguir la discusión de perros y gatos en otro lado, o si descubrimos que nos interesa mas, la de los analgesicos para caballo.
Ella sigue ahí parada, porque a ella tambien le enseñaron cosas. Una mujer no invita a salir a un hombre en una veterinaria ni en ninguna parte.
Ella me lo deja todo, afuera hay mas ruido de autos, al final puede ser una ventaja que no haya barrio, para sin justificación congela mis segundos y los suyos, esperando que yo los pinche con un alfiler.
Y a pesar de ese frio glaciar, de ese tiempo que congelo el espacio, como un hombre tirado entre fotos frente a una ventana lluviosa de otoño un domingo por la tarde.
Y a pesar de ese frio glaciar se queda ahí desnuda, mientras tantas miradas. Si queria evitarse los problemas tan solo tenia que moverse dos pasos para la izquierda, ponerse al lado del cordon y hacer como que esperaba un taxi o un colectivo. Pero no le interesa, prefiere que sea evidente. Prefiere que sea evidente.

Esto no es un barrio, aquí solo el movimiento pasa desapercibido, y todo lo demas va a tener que explicarmelo señorita, ¿Quién le dijo que podia caminar desnuda por la calle?, ¿Qué hace ahí parada?
-Estoy esperando que el chico de la veterinaria salga y me invite a caminar con él de la mano.
- Mis disculpas, puede quedarse.

Es difícil sacarle oxigeno a los segunditos de hielo y uno no se puede quedar todo el dia sin respirar. La deje ir.

1 comentario:

  1. Cuantas sonrisas pasan por la calle y cuantos deberes y reglas de juego, todos pasan y nosotros seguimso acá, lejos de lo que queremos

    (no se si somos mejor que un libro de autoayuda o de como hacerse el rico, igual elijo cojerme minas con el discurso que escribo que con el que soy empresario, así que sigamos)

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