jueves, 12 de agosto de 2010

gracias Susana Murillo

Hoy estuve inspirado como para imaginarme a la 9 de julio como el río leteo, espero que no pase como el krotulo escroto roto de la trola de tu hermana.

Así fue que luego de mendigar temas barroco, los inviernos, los cipreses y las inquisiciones pasaron a ser parte del mismo coro, y yo me olvidaba cada vez que prendía la radio y escuchaba siempre el mismo discurso y la misma distancia entre el receptor y el emisor… todos sabemos que la carta no importa sino de que manera y quien.

Entonces ¿Quién habita las cavernas del sufrimiento cuando nadie veranea en la playa? ¿Quién establece las normas cuando la dictadura es del subconsciente? ¿Quién transforma su dolor cuando la fe es la ciencia y la iglesia es la contabilidad?

Así ojo por ojo y diente por diente, el esclavo no podía masticar el poroto, lo escupía al suelo y ahí crecía la planta hacia el cielo y todos los cuentos enseñándonos algo, desde chicos los juguetes de los soldaditos, el pato Donald nazi, para la mujer la cocinita y para el hombre los videogames. Los chiches mutaron como el pato que ahora es de carne y hueso, niños abandonados pidiendo monedas y niños abandonados pidiendo caprichos.

Un psicólogo muy sabio y pelotudo a la vez me dijo que sino quería hablar de algo estaba bien, pero la cuestión era si iba a poder. Digamos que la silla siempre estaba a la misma distancia de la mesa y la otra silla.


Ahora bien, vi una sonrisa de cristal que dejaba garabatos en el aire, arrastrando estelas de sinceridad y un salto a la pelopincho en verano. Correr en ese patio todavía blanco y negro, con un balde de plástico ocre para salpicar a la vecina, los higos de Doña rosa y la risa. Las mariposas inundaban el cielo y con solo mover las manos los colores pasaban del aire al suelo, ahora muertos, ahora nuestros.

Solo tengo una sombra oculta, nada más, el resto es algo muerto o vida en movimiento.

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