jueves, 18 de noviembre de 2010

Epifanía de inodoro

Reviento mi cabeza contra la pared. Sentado espero la hora de volver. De la isla donde la sin razón pobló mi virtud, allí donde perdí agujas, brújulas, mi pasión. Es que vibran las paredes, crujen todos los ladrillos del mundo y la imagen se vuelve borrosa. El piso se mueve, creo que mis pies están flotando pero estoy seguro que no estoy volando. De a lo lejos se ve venir un fierro negro, adivino su vértigo, frío metal pesado, carne y huso ahora también hacen ruido. Mi cabeza partida deja salir sangre y mi cara esboza un grito.

En esa dimensión donde mi voz calla, es donde van a parar todos los ríos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario