sábado, 20 de noviembre de 2010

Hay quienes creen que estas tragedias son políticamente más correctas que otras

-¿Mi vida? Dejarme penetrar por todo eso que te cuento y después tratar de huir,
que cuando decimos “mi vida” no puede ser tan opcional
después de todo, no se si yo lo elegi, se que solo aca puedo dar vueltas.
-Mozo, una vuelta en redondo por favor, gritó el Fleni levantando la mano
Frederich Morezzati, Delirios de Supermecado




“No vamos a poder estar juntos mucho más querido. Así que vivamos el momento, ¿dale? Porque juntarse es solo contingencia, y nada de eso va a durar mucho amor.
Somos modernos, super-modernos, no estamos dispuestos a dejar nada, y solo asi nos dejamos perderlo todo. Estamos mientras dura el billete, y luego chau, plaff, y no flin paff que a mi no me gusta el chicle. “

Ambi-ambiciones y una botellita de agua en la mochila,
Somo super modernos, super heroes
Tenemos el romanticismo y la nostalgia, dos anillos en la mano derecha. Dos hechizos.
De vuelta, el marino con sus amores en cada puerto.

Conjuros que se superponen y un resultado,la modernidad.
El super individuo. Por izquierda y por derecha avanza, cómo no verlo, un océano que vuelve a su lugar después de una sequía en este hemisferio.
Y vos estas ahí parado, viéndolo venir.

Sentis que podrías subirte a la marea, que tenés todas las credenciales.
No vas a subir sin embargo. Te vas a eyectar con tus propu-propulsores hasta encontrarte bien lejos de la tierra.
Como siempre, la sospecha ante lo evidente, un OCEANO 360.

Como siempre, el miedo. Ninguna novedad (esto lo decis con respecto), el terror de que un texto como este acá arriba, quizás alguno otro algo mejor escrito, sea leído por la próxima generación como un pataleo contra corriente de un gnomito intentando escapara de una ballena azul.

La Vanguardia misma se encargará de tomar en sus manos estos ideales, y de declararnos viejos infames merecedores de la horca. Todo eso contra nosotros, unos pobres teólogos del odio al mundo y el amora a la vida.
No nos dejarán siquiera pregonar entre los geranios de nuestro zaguan. Nada

El individuo insobornable, inquebrajable, impenetrable.
Amor para todos los gustos, a la carta. O mejor, en la góndola, institución pilar de la libertad, tal como nos la enseñan en el colegio. Cinco minutos de recreo y cuarenta y cinco de vertebrados e invertebrados.

Amores, solo de verano. Y siempre seguir camino, que dentro de poco la crisis de los cuarenta no existiá más, cuestiones de oferta y demanda, el mercado para recién divorciados tan dinámicos que, ¡Agarrate Catalina!, agarrate fuerte de la silla.

Todo pasa sin que prestes atención, la vida parece pasar así para casi todos, para unas personitas como nosotros, que luego de tirar la espiritualidad a la basura le dimos cabida a tres o cuatro mequetrefes, cosa de que nadie se espantara. El cristianismo, los libros de autoayuda.

Sin prestar atención, mientras hablabas de alguna otra cosa, como cuando decidís aceptar todas las cenas obligadas de los jueves, las sonrisas inteligentes también obligadas, y los invitados -también claro-; al casamiento.
Y todo eso por un sueldo arriba de quince mil –dólares-, una ecuación tan evidente en principio, tan indiscutible, que qué te ibas a poner a pensarlo, si X=Y. Eso es una identidad carajo, te dijiste a lo sumo.

Per
ver
so
Perverso
Si supieras que de tu carne se puede hacer picadillo, si lo hubieras recordado, pero no, la huída no es lo tuyo ya sé. Si el duendecito amarillo pudiera hablarte de tu infancia y de tu adolescencia (por que espero que al menos allí podamos encontrar algo), si eso pasara y vos pudieras responderle serio, con tus ojos en sus ojos y sin un estúpido discurso sobre la madurez y el pasar de los años.
Tan rápido verías cómo las cenas y las sonrrisitas socarronas te hicieron pure, los trajes y los zapatos tan caros, y que las clasesitas de yoga y de dibujo son solo otra forma de soportar eso, y no un lento acercarse a lo que alguna vez quisiste ser, y que hoy ya no podes escuchar ni con tres pepas encima.

Pero no, que mierda te iba a poner a discutir esa fuente inagotable de pureza, tan intercambiable siempre por todo. Siendo así, hablemos en serio ¿por qué te ibas a poner a pensarlo, decime?


Un día de estos te cuento, al oído, dijo el gnomito amarillo con el que duermo tres veces por semana.
-Por ahora escuchemos qué dulce suena, en inglés, in inglishhh.

Ka rren ci.
Carreny
, y espero estes poniendo la boca como corresponde para pronunciar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario